Danse macabre

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Sin duda las mañanas de Tendou Satori olían a pan recién salido del horno, era confortable y cálido todo el año un completo alivio en invierno y un terrible tormento en verano uno que debía soporta solo secándose el sudor de vez en cuando sumergido en la monotonía solo rota cuando sus pies cansados lo llevaban hacía la estación de tren soltando bostezos perezosos por el camino todas las tardes mostrándo su pase para tomar el tren que le llevaría al distrito más cercano: Aoba Josai, aquel solo separado por unos treinta minutos de su hogar de toda la vida. Siempre acomodándose entre el cumulo se betas y alfas dispuesto a tomar una siesta en el camino sin importarle mucho si invadia el espacio personal de alguno.

Cuando finalmente el tren se detenía en su destino el se bajaba dando un saltito como si aquella siesta le hiciera sentir más ligero pero no era eso, la verdad es que por las siguientes dos horas era libre de hacer cuanto quisiera sin temor a ninguna represalia, ser el mismo, poner un pie en esa estación le hacía despojarse de aquella máscara dejando que el aroma del pan fuera sepultado hasta extinguirse en la fragancia chocolatada de sus feromonas, le gustaba las miradas ansiosas de los alfas cuando pasaba a su lado sin mirarlos veía la duda en sus rostros ¿Será el un...? Nisiquiera terminaban de concluir su pregunta cuando el pelirojo se había perdido en la multitud alejandose de esta con paso rápido hacia aquel lugar de luces neon que iluminaban las calles oscuras, un rumor de música venía de cada sitio y el se preguntaba en dónde pasaría las siguientes horas y en cuál sería más divertido.

Las noches de Tendou Satori no tenían un aroma en específico, pero sin duda que eran ruidosas y frenéticas, por lo menos tres veces a la semana se introducía por una de esas puertas olvidandose de todo bebiendo y bailando de forma sugestiva mientras su cuerpo se frotaba contra cualquier beta del lugar con el cual pasaría una noche de sexo sin futuro, no le importaba siquiera el nombre solo necesitaba desahogarse de la punitiva vida que llevaba antes de que el último tren lo llevará de nuevo a Shiratorizawa, tomando una pastilla anticonceptiva antes de ir a dormir para retomar su vida de ciudadano normal.
Solo su compañero de departamento lo sabía y aún que no lo aprobaba callaba sabiendo que aquel pelirojo podría defenderse de el sin problema alguno física y de otras maneras.

Esa noche de juerga se paró delante de un bar de nombre "cabaret" que tenía la "C" escrita con el símbolo de Omega, el brillo azul de su letrero hacía que la blanca fachada brillará se acerco encontrandose con un joven de traje negro impidiendole el paso, suponía que era un lugar muy sofisticado seguramente los alfas de alto rango se reunían ahí, debían ser lo suficientemente poderosos como para tener a otro alfa haciendo esa clase de labores, aquel hombre le pidió una identificación, no es como si le interesará ese ambiente represivo pero sentía curiosidad sobre el lugar, entrego está mirando al jóven alfa de cabellos negros revisarla soltando una sonrisa.

- es falsa- dijo de pronto haciendo que los colores del rostro del pelirojo desaparecieran, estando a nada de arrebatarle la pequeña credencial- ¿Que has cambiado de aquí? Es muy buen trabajo se parece a la real
- mi edad- dijo el sintiendo un nudo en su garganta ni las autoridades se habían dado cuenta.
- Kindaichi vamos a cortar el pastel- dijo una voz mientras un Omega de cabellos castaños claros se asomaba con una sonrisa en los labios barriendo con la mirada al delgado extraño- Yashiro se está poniendo ansioso
- iré en un momento- el devolvió la tarjeta- hoy está cerrado, solo estoy despidiendo a los clientes
- espera-dijo aquel recien llegado- un Omega no debería estar vagando por la noche en este sitio

El alfa pelinegro dió un pequeño respingon mientras que aquel otro se acercaba antes de que el pelirojo pudiera reaccionar olfateando el aire para después afirmar con la cabeza, como orgulloso de distinguir a los suyos.

- bueno eso- dijo el más delgado, saliendo de su estupor inicial, empujando su frente con su dedo para alejarlo levantando orgullosamente su rostro- no te incumbe
- el lugar está lleno de alfas y betas- miro la tarjeta aún en su mano- puede que en Shiratorizawa nadie se de cuenta... Pero aquí no somos tan tontos y si no entras podrías terminar arrepintiendote

Luces en la ciudadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora