SWAN LAKE Op.20, act III

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El lugar estaba concurrido sin duda, era más del medio día de domingo y los jóvenes se arremonilaban a su alrededor aveces en grupos y otros en parejas, no pudo evitar tragar saliva cada que el minutero daba una vuelta entera como si le dijera que aún podía arrepentirse reclamándole que esa era una mala idea y que se arrepentiría:
"No llega"

Murmuró apenas mirando la puerta de cristal y a los transeúntes deslizarse al otro lado, no podía evitar saltar cada que escuchaba el tintineo de la campana sobre la puerta que anunciaba la entrada y salida de los clientes suspirando aliviado de que no fuera aquel a quien esperaba.

"diez minutos, si no llega en diez minutos me voy"

Se decía desde hace media hora ansioso y paralizado en su silla con los hielos de su latte derretidos y una gota deslizándose hasta tocar su mano sobre la superficie ya tibia del cristal, sentia un cosquilleo en la nuca uno que no era del todo desagradable el otro lado de aquella cadena estaba feliz lo sentía levemente en la boca de su estómago. La campana sonó a sus espaldas pero no sé giró cuando sintio aquel dolor en sus mejillas como cuando sonríes demasiado: lo sabía estaba ahí.

- Yaku-san- su voz hizo que su corazón diera un vuelco en su pecho, no podía identificar el sentimiento pues estaba feliz de que acudiera pero al mismo tiempo aterrado de reencontrarse con el. Le miro, pasando difícilmente un poco de saliva, sus ojos verdes parecían irradiar luz cuando se encontraron con los suyos, su boca se curvo en una sonrisa mientras corría hacia el haciendo un ademan de abrazarlo que el castaño nego con la cabeza haciendo que el miedo se apoderara de el, se sentó frente suyo y pudo detallar una fina capa de maquillaje en su rostro cosa rara en el- me sorprendió que me llamara tan de repente
- si, lamento si estabas ocupado
- siempre tendré tiempo para usted
- gracias- dijo llevándose la limonada a los labios los ojos verdes se clavaron en el, podía sentirlo seguir cada uno de sus movimientos- quería hablar sobre el juicio del martes
- oh... yo también quería hablar sobre eso- dijo abriendo los labios para ser interrumpido por una mesera que le sonrió únicamente al alfa- té helado
- nada más... Tenemos unos deliciosos postres
- no estoy interesado- hubo algo en la forma áspera y apresurada en la que dijo las cosas que sonó demasiado amenazante para la mujer y el omega delante de el, envidio a la joven que podía solo retroceder y dejar esto como un cliente irritable mientras que con el era mucho más complejo que eso- Yaku-san... Me gustaría discutir esto en un sitio más privado
- no- su respuesta fue rápida que parecía desesperada- seré rápido... No quiero que sigan esto y Kuuro no me escuchará

Juraría que al escuchar el nombre del otro alfa su entrecejo se fruncio durante una fracción de segundo.

- yo no quiero hacer esto- Yaku sabía que el alfa no mentia al pronunciar esas palabras, le había conocido desde hace mucho tiempo como para hacerlo- Yaku-san es una locura
- Lev... por favor desiste- dijo con los ojos fijos en su limonada antes de ver al peliplata, dudo un par de segundos cuando los verdes ojos se vieron turbados- no tiene caso que te aislen de nuestro grupo por esto... Aún podemos arreglar las cosas, ser solo amigos ¿Sabes?
- ¿que estás diciendo Yaku-san?-una sonrisa se formó en sus labios, cuando abrió los labios para explicarse mejor fue interrumpido- Yaku-san es mi Omega, no tiene caso que eso vaya a juicio para comprobarlo ciertamente me viera gustado que Kuuro-san no se metiera en esto, pero probablemente sea culpa de Kenma que aquello pasará

Había un olor suave a menta que inundó su nariz, eran aquellas feromonas del peliplata abrió los labios para decir algo pero la voz no le salía y su cuerpo le exigía que se hiciera bolita en el suelo y escuchará lo que "su" alfa tenía que decir. Las pupilas se le contrajeron por aquellas feromonas en el aire mientras que su cerebro gritaba alarmado que no estaba seguro en ese lugar.

- Lev... Por favor, no quiero ver a mis amigos en prisión- sus ojos le picaban pero se negaba a llorar.
- Entonces, solo tienes que venir conmigo- dijo seriamente sabía el efecto que tenía su cercanía en la otra parte del vínculo- ser mi Omega... Nisiqueira voy a prohibirte que juegues o que los veas... Nunca te e prohibido eso y lo sabes, pese a lo difícil que es para mí verte junto a otros alfas
- ¿Por qué?
- por qué soy un alfa... Y tú eres mi Omega- dijo pero el castaño nego con la cabeza, no se refería a eso.
- no puedo aceptar ser tu Omega, Lev enserio lo único que causas en mi es terror, el amor que te tenía murió incluso antes de que me hicieras esto... Yo no te amo
- solo es por qué estuvimos lejos mucho tiempo, se que con el tiempo me volverás a querer
- pero... Que pasa si nunca te quise realmente- el blanco rostros palideció ante esas palabras y las feromonas se volvieron locas haciendo que varios clientes alfas se girarán a la pareja viendo apenas como el Omega temblaba en su asiento sin saber si decían dirigirse a el pero tan rápido se daban cuenta de la marca en su cuello le dejaban tal cual: que su alfa se encargue dirían para sus adentros- yo... Si me gustabas me gustaste mucho durante ese tiempo cuando estábamos en la preparatoria y parte de la universidad, pero no había esa chispa de la que hablan los omegas cuando estábamos juntos... No sentía lo que debía sentir... Solo quería estar contigo si pero cuando tus padres empezaron a financiarme...odo se arruino... Fue como si me compraran: odiaba sus regalos, odiaba que me presentarán gente... Y empecé a odiarte y huí al extranjero, crei que solo necesitaba espacio pero resultó que prefería estar so-
- ¡Cállate!- ordenó el alfa y se hizo un silencio denso en el lugar, podía ver sus ojos inyectados de sangre- estás mintiendo... No es eso posible Yaku-san usted y yo, somos alfa y omega, seguramente a estado hablando mucho con Kuuro y el lo confunde, no le basta con tener a Kenma
- Kuuro no haria eso y lo sabes... El solo tiene ojos para Kenma-la voz le salió como un hilo, apenas tenía aire para decir un par de palabras cuando un sudor frío bajaba por su cuello y le dolía aquella marca en su cuello descubierto- por favor... El juicio no es necesario
- claro que lo es, te secuestro- la sangre del alfa hervía bajo la piel del castaño, estaba enojado era más que notorio. No podía decir más: quería decirle quie lo había hecho era el, que estaba loco que había sido un error haberlo citado. Sus dedos se movieron bajo la mesa presionando una y otra vez el botón de encendido de su móvil activado aquella funcion que le había puesto Kenma en casos como estos- ¿Que estás haciéndo?

Luces en la ciudadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora