MATSUMEME69

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Matsukawa estaba terriblemente enamorado de su novio, lo había estado los últimos seis años desde segundo de preparatoria cuando una noche de invierno le miro con el rostro enrojecido mientras ambos se reían de un mal chiste sintió que su corazón se detuvo cuando sus ojos brillaron bajo una de las decoraciones navideñas y se dió cuenta de que su amigo era sin duda hermoso con esa belleza modesta que seguramente era opacada mayormente por Oikawa, pero el, que pasaba tanto tiempo con el pelirosa se terminó dando cuenta y cayó simplemente rendido ante el. Le tomaría un año entero poder declararse, con las manos sudorosas y el corazón palpitandole en las sienes espero una respuesta afuera del gimnasio pasaron minutos largos en silencio sin que el pudiera decidirse por subir la mirada, cuando lo hizo las mejillas tenían un tono parecido a sus cabellos cortos jugo brevemente con el cierre de su sudadera entre los dedos, tomo aire para soltar un tembloroso.

"Tu también me gustas"

Su pecho se hincho de alegría y tuvo que luchar con todas sus fuerzas para no correr a sus brazos para rodearlo. Para su sorpresa todos sus compañeros del club les apoyaron, tal vez por qué la mayoría eran gays o bisexuales, pero fue lindo sentir que durante las prácticas nadie se quejaba por la melosa cercanía que los dos se tenían pero no era así en todos lados y para la desgracia del pelirosa sus padres no les apoyaron de la misma manera, aveces podía notarse un par de moretones en sus brazos a causa de los abusos que su salida del closet habían causado, Matsukawa odiaba dejarlo en la estancion de tren sabiendo que le esperaba una odisea en casa y luchaba todos los días para dejarlo ir, especialmente los fines de semana. Pero cuando terminó la preparatoria el pelirosa se mudo a Tokio con su hermana mayor con lágrimas en los ojos mientras se despedía de su novio en la estacion prometiendo que llamarían todos los días que iría todos los días de descanso.

Fue tan dificil, pero de algún modo lo hicieron funcionar, la hermana mayor de Takahiro les brindo su apoyo todo lo que pudo monetariamente pero un así el pelirosa no podía ir siempre al encuentro de su amado en Miyagi había meses en los que no se veían más que un corto fin de semana que este pasaba en casa del pelinegro.
Su relación se sentía como pendiendo de un hilo siempre y cada que el pelirosa tomaba el tren de regreso a la capital Matsukawa temblaba suplicando en silenció que no se marchara, pero de algún modo pasaron cuatro años más y la universidad termino, ahorro arduamente y se mudo a Tokio tratando de estar un poco más cerca del castaño claro que le abría los brazos a modo de bienvenida, pasaron una semana en casa de su hermana mayor buscando un departamento económico para dos jóvenes enamorados sin demasiados recursos.

Había sido difícil de principio a fin, al pelirosa le había costado acostumbrarse al aroma de incienso y muerto que aveces invadia la ropa de su novio, por su lado Matsukawa pasaba largas horas en soledad a causa de las horas extras que se veía obligado a hacer el más bajo. Pero los fines de semana: cuando los dos se acurrucaban en la cama con o sin ropa eran lo mejor para los dos y aquel paraíso pudo haberse extendido por el resto de sus vidas pero un viernes por la noche en su séptimo aniversario acurricados en el sillón con varios pasteles y una botella de vino en la pequeña mesa, miraban una de esas películas terriblemente empalagosas, miro un brillo en los ojos de su novio que no podía describir cuando miro ese anillo de bodas deslizándose en los dedos de una joven.

- ¿Quieres uno?
- ¿He?
- un anillo

El pelirosa lo penso sin despegar los ojos de la pantalla del televisor, negando con la cabeza para apoyarse en el hombro del pelinegro.

- na...

Pero incluso si escucho una negativa no pudo evitar dejar de ver ese brillo en sus ojos, que parecía un poco melancólico. Sabía que el pelirosa mentía llevaba mucho tiempo conociéndolo como para saber que quería mucho un anillo, bueno tal vez no solo un anillo si no más bien todo eso: las flores, el vestido o el traje, la recepción... Una boda en todo su explendor.
Tal vez aquella idea hubiera muerto de no ser por qué lo encontró mirando distradiamente fotos de bodas gays de otros lugares del mundo, pero cuando se percato que le miraba bajo rápidamente en busca del siguiente meme de su cuenta. Pero la idea de la noche anterior ya no dejaba lugar para la duda.

Luces en la ciudadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora