Capítulo 10.- Fantasmas pasados.

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El día estaba yendo bastante bien. Me sentía tranquilo y feliz por muchas razones. Claramente Wanda estaba involucrada en algunas de ellas cómo por ejemplo el hecho de que desayunáramos esta mañana juntos y pudiéramos conversar de un montón de cosas. Mis chicos se estaban comportando bien y las cosas para ellos iban bien en todo sentido lo que obviamente me hacía feliz a mi.

Ahora, incluso aunque fueran las dos de la tarde y yo no haya tocado un bocado desde las diez de la mañana por la larga reunión de la discografía me sentía fresco.

-¿Hola? ¿Lista para la maratón hoy?.- Pregunté cuando Wanda contestó el teléfono.

-Claro, haré palomitas.

-Increíble.

-¿Crees que puedas encontrar uvas de regreso a casa?.

-¿Uvas?.

-Pumpink no me deja en paz, necesita esas uvas.

-De acuerdo, llevaré no te inquietes.

-¿No sabes a que hora regresarás?.- Preguntó Wanda con esa voz que casi siempre hace cuando quiere fingir que no le importa. Conmigo la usaba bastante por lo que ya no podía engañarme.- No es que te necesite pronto...sólo pregunto.

-Sólo tengo una última junta directiva que convencer y saldré de aquí, a eso de las cinco estaré en casa.

-Estupendo, llegaré antes para preparar todo.

-¡Barnes, te estamos esperando!.- Mi socio me hablo desde la puerta de la oficina y suspiré.

-Tengo que irme nena, te veo en casa.- Corté el teléfono y lo guardé en mi bolsillo para ponerme de pie. Di dos pasos antes de tapar mi boca y abrir mis ojos con exageración al darme cuenta de lo que había dicho. Esa palabra simplemente brotó de mis labios cómo si hubiera estado estado siempre ahí esperando a salir. Sé que ella se burlaría de mi al llegar a casa y tendría que pasar por esa vergüenza.

Terminé la reunión un poco antes, con dos discos aprobados y por alguna razón con mi teléfono lleno de llamadas perdidas de la jefa de Wanda. Le marqué de vuelta para saber que había pasado y sintiéndome bastante culpable de no contestar, quizás Wanda había tenido un problema y yo nunca respondí el teléfono.

-¿Que sucede?.-Pregunté una vez que ella contestó.

-No quisiera molestarlo señor Barnes, pero estoy algo preocupada por Wanda la verdad. Sólo quiero saber si está con usted.

-¿Por qué estaría preocupada?¿Que paso?.-Dije sintiendo cómo mi corazón latía ligeramente más rápido.

-Bueno, terminó su turno y me dijo que me esperaría para tomarnos un café. Cuando en un momento me dijo que saldría a tomar un poco de aire y ya no volvió. Sólo digale que no importa si se tuvo que ir rápido, no hay problema.

-Entiendo...¿ya intentó llamarla a su celular?.

-Si, lo hice muchas veces pero no respondió.

-De acuerdo, veré si ya llegó a casa. Le avisaré. Gracias por llamarme.

-Gracias.

Corté el teléfono y caminé velozmente hasta el ascensor para salir luego del estudio. Había algo que me inquietaba de esa desaparición tan extraña desde el salón. Todo empeoró cuando le marqué a Ben y él negó que ella estuviera ahí, ni siquiera había llegado a casa ese día luego de salir conmigo en la mañana.

La llamé a ella pero su teléfono sonaba apagado y quise conducir hasta una estación de policía pero no quería exagerar. Quizás estaba comprando uvas y el tiempo se pasó o quizás decidió ir a otro lugar atrasándose para llegar a casa. Me mantuve pensando así por más de dos horas sin dejar de marcarle o enviarle mensajes constantemente. Cuando eran cerca de las ocho de la tarde un mensaje de un numero desconocido me hizo tomar el teléfono.

Embarazada A SueldoWhere stories live. Discover now