No tengas vergüenza.
Este es un lugar seguro
donde yo haré realidad
tus fantasías más morbosas,
oscuras y perversas.
Escribiré aquello que más
quieres leer, tus deseos
se cumplirán.
Así que solo entra,
pide y disfruta.
¿A qué esperas?
━━━━❰･❉･❱━━━━...
este shot es corto porque básicamente tenía ganas de escribir un smut rápido pero plagado de lo que a todos nos gusta, ya sabéis.
se me ocurría hacerlo también con Katsuki y Hawks, pero al final me he decantado por Shōto porque... porque sí bhajaj.
mi primer shot con 16 años, qué locura.
anyway, espero que os guste¿
pd, disculpen las faltas de ortografía. no está revisado, por tanto, no lo he corregido.
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La chica dejó chupó la espátula empapada de chocolate y frunció el ceño, mirando múltiples veces la receta sin acabar de comprender qué es lo que había salido mal. Ni siquiera escuchó la puerta abrirse de lo enfrascada que estaba en su tarea. El medio albino, después de una larga y pesada jornada de patrulla por las calles de Japón como uno de los héroes más importantes del país, sintió la necesidad de ser recibido por su pareja, la cual no se percató de su presencia y lo dejó pasar.
Shōto se quitó los zapatos —daba gracias a que le hubieran dado la oportunidad de asearse y cambiarse tras esa última ardua batalla— y la vio, dándole la espalda, en la cocina, golpeándose la cabeza con una cuchara.
Ella, cuya ensoñación había demostrado que podría haber sido robada perfectamente, sintió de pronto el peso de una cabeza sobre su hombro derechos y unos brazos abrazarla por la cintura. Reconoció inmediatamente el aroma de Shōto, así que el susto previo quedó eliminado.
—¿Cómo estás? —le preguntó. El medio albino asintió, suspirando, girando la cara para apoyarse en su mejilla—. Un día largo, ¿eh? La semana que viene ya podré ir contigo. Ahora estoy intentando hacerte un pastel pero... No me está saliendo demasiado bien.
Shōto le besó el cuello, la oreja hasta llegar a la sien. Ella sonrió y remenó la masa (había empezado de nuevo), disfrutando de las caricias del muchacho, las cuales no tardaron mucho en intensificarse.
Shōto contempló cómo la joven se lamía el labio para limpiarse la mancha de yogur y sus extremidades descendieron instintivamente por su vientre, deslizando su boca hasta alcanzar la suya. La muchacha, sorprendida, le siguió el beso, dejando de mover la espátula por el bol, perdiéndose, dejándose llevar. Sin embargo, al notar los dedos del medio albino debajo de la tela del pantalón que era el que lo separaba de acariciar directamente su clítoris, se sobresaltó y se apartó, ruborizada.
—Primero tengo que terminar esto —musitó sabiendo qué mirada le estaría dedicando; y ese pensamiento no hizo sino excitarla más.
—Puedes hacerlo —repuso volviendo a invadir su cuerpo con sus manos—. Yo no me opongo.
Le quitó el lazo del delantal, el cual cayó al suelo, y le besó el hombro izquierdo, subiendo sus extremidades por sus costados hasta alcanzar sus pezones (por casa iba sin sujetador). Ella se apresuró a cubrirse la boca después de soltar un débil gemido. Involuntariamente ladeó la cabeza para que él tuviera fácil acceso a su cuello, a su piel; Shōto lo aprovechó, pellizcando sus pechos mientras le marcaba debajo de la mandíbula.
