No tengas vergüenza.
Este es un lugar seguro
donde yo haré realidad
tus fantasías más morbosas,
oscuras y perversas.
Escribiré aquello que más
quieres leer, tus deseos
se cumplirán.
Así que solo entra,
pide y disfruta.
¿A qué esperas?
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Otro especial de Bakugou (NO REESCRITO) pues porque... Por qué no.
Si alguien estaba buscando un fanfic con un rubio ceniza explosivo tóxico... En fin, aquí lo tienen. Esto contraen +17.000 palabras, así que va para rato.
Espero que os guste porque yo me lo he pasado bastante bien escribiéndolo. ;)
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Bakugou deslizó su mano hasta alcanzar su espalda mientras ella rodeaba su cuello con los brazos y se dejaba caer en la cama. El rubio le quitó la sudadera y se empezó a desvestir al mismo tiempo, dejando que la chica los hiciera rodar sobre el colchón para terminar sobre él. Buscó su boca y Katsuki le mordió el labio como respuesta, desabrochándole el corpiño.
La joven se separó en busca de aire y se quedó encandilada con su mirada, tragando saliva y acariciándole la mejilla con los nudillos. Bakugou atrapó suavemente su nariz con los dientes y después unió sus labios, enlazando ambas lenguas.
Entonces, cuando Bakugou la volteó para tenerla contra la cama, el móvil comenzó a sonar. Ella, que ya imaginaba lo que pasaría, se mordió el interior de la mejilla y ambos, apoyando su peso en sus codos.
—Sí... ¿Ahora? Sí. Que sí, te he dicho. Ya voy.
A pesar de saberlo, de saber que se iría, cada vez que lo hacía le dolía un poco más.
—¿Qué ocurre? —murmuró girando el rostro, negándose a mirarlo.
—Me voy —respondió colocándose la camiseta.
—Pensé que...
—Se han reunido en el centro —la interrumpió, dando el tema por zanjado.
La chica se calló y se sentó, pasando los brazos por las tiras del sujetador, afligida. No quería pedirle que se quedara, porque ambos eran conscientes de cuál sería la contestación.
Bakugou le giró el mentón y la besó momentáneamente para, después, marcharse.
Colocándose la sudadera, suspiró y miró la cama. Aunque estaba cálida ya vestida, sentía el frío que el rubio había dejado al irse. Se levantó, cerró la ventana y estiró las sábanas.
«Podría llamar a Ashido», pensó con los ánimos por los suelos. «Uh, no puede... Tenía que ir a clases de baile».
El estómago le rugió. Sonrió débilmente y agarró la mochila, decidiendo que haría los deberes en la cocina. Le habría gustado hacerlos con Katsuki, pero el rubio, sobre todo últimamente, parecía no tener tiempo ni para mirarla. Comprendía que quisiera esconder su relación, pues a Bakugou le importaban mucho las apariencias... Sin embargo, poco a poco le rompía más el corazón.
Bakugou era famoso en su Universidad por ser el salvaje, pero atractivo, batería de la banda que tenía como vocalista a Midoriya y como guitarrista a Kirishima; el bajista era Todoroki, el recién llegado. Los cuatro eran alabados y admirados, y ella, en esa pirámide, estaba al fondo.
