Capítulo 1

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Las reuniones de presupuesto siempre le habían resultado tediosas.

Tensas y tediosas.

Todo el mundo nervioso citando números y estadísticas, y gastos, y ganancias...y número tras número. Discusión tras discusión, argumentando que tal cifra era más importante que otra.

Cómo añoraba las épocas en las que solo debía preocuparse por obtener información y sobrevivir. Extrañaba la adrenalina que circulaba por su cuerpo cuando estaba a punto de conseguir ese dato que torciera el curso de acción, y lo fácil que le resultaba.

O la emoción por la ideación de estrategias de defensa y ataque, junto a sus compañeros ninjas alrededor de una fogata en pleno bosque, atentos todo el tiempo cuidándose las espaldas prácticamente sin dormir. Extensas jornadas en peleas que llevaban el rendimiento físico al máximo, soportando frío, hambre, cansancio, y...

Bueno respecto a eso, la verdad era que debía admitir que ahora las cosas estaban mucho mejor. Dormir profunda y tranquilamente cada noche en una cama mullida luego de una buena ducha caliente, no tenía precio.

— Los últimos meses, gracias a las donaciones privadas por la asistencia médica a las aldeas vecinas, nos ha dejado un súper avit que va a permitir...

Esa voz, su voz. Le encantaba.

Tampoco tenía precio escucharla cada día.

Si bien siempre le había resultado un tanto chillona, en un punto en que no lograba precisar bien cual, era relajante. Por alguna razón ese timbre agudo que llegaba a molestarlo cuando se elevaba gracias al enojo, en circunstancias normales eran un arrullo.

Y ahora, con sus veinticuatro años, sonaba con más cuerpo, femenina pero un decibel y medio más grave, y la modulaba mucho mejor al hablar. Era muy agradable, sensual... demasiado sensual.

Le tranquilizaba oírla. Porque cuando eso sucedía, ella estaba ahí, cerca, segura. Y por fortuna, en los últimos dos años y desde que la kunoichi se hiciera cargo del hospital, casi todos los días tenían alguna actividad en conjunto, ya sea por sus obligaciones como líderes o cuando simplemente quedaban para entrenar a sugerencia suya. Porque no dejaría pasar ninguna oportunidad de tenerla cerca.

Y sino existía un motivo valedero, la invitación por una buena taza de té verde era una propuesta que ella aceptaba gustosa siempre.

No era nuevo pulular alrededor de la joven. Desde que ya no fuera más su sensei y no hubiera razones para estar con ella más que alguna misión esporádica en conjunto, siempre había procurado estar cerca, aunque tuviera que verse reducido a ser un mero espectador de su vida desde lejos. Situación que prefirió tolerarla, a no tener nada.

Pero ya no era necesaria esa distancia. Por caprichos del destino, ella comenzó a acercarse más informalmente a él luego de que Sasuke se fuera una vez más. Al principio, sentía que era mera cortesía, luego recurría por algo de mentoreo. Las coincidencias aumentaron y así finalmente se labró una, podía llamarle, que linda amistad.

Todo confluyó naturalmente, por fortuna, a que cada vez necesitara echar mano a menos pretextos para tenerla a su alrededor.

Y hoy era uno de esos días en que sin necesidad de argucias, ella estaba ahí, cerca. Aunque no sólo para él, pero funcionaba igual.

Podía admitir que ya era factible quitar la palabra tensa a la definición de las reuniones presupuestarias. Desde que finalmente Tsunade decidiera retirarse por completo de sus funciones públicas, Sakura había quedado como el médico en jefe y, en poco menos de medio año, comenzó a prepararse para ocupar el cargo de directora.

La última lección de Sakura [+18] [Kakasaku]Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ