Capítulo 37

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Especial de Navidad... y la dulzura, alegría y paz está en el ambiente... un regalo mío para ustedes. ¡Que lo disfruten!


Se había prometido a sí mismo que ya no insistiría. Ya no la buscaría. Ya no forzaría los encuentros casuales disfrazados en fortuitas coincidencias. Ya no más.

Se lo había prometido a ella cuando la echara de su vida esa tarde, y se lo repetía a sí mismo cada mañana.

Siempre fue hombre paciente, sabía armar las justas estrategias y contaba con la disciplina suficiente para esperar los resultados. Y los resultados jamás cayeron lejos de su fortuna. Siempre fue así y así había logrado llegar hasta donde estaba, en todos los sentidos de su vida.

Pero ahora, era la primera vez que debía dejar ir, que aquello que deseaba tomaba su propio rumbo sin poder inferir sobre ello, porque aun conociendo que lograría eventualmente torcer las cosas a su favor, no sabrían bien si no se daban por su propio pie. Por primera vez necesitaba entrega completa, no sólo un desfogue, un sometimiento temporal, una exclusividad descartable. No. Quería todo. Y ese todo no lo quería a él.

Y debía aceptarlo.

Por eso fue que no sólo tomó la decisión de quedarse quieto con ella, sino que también se abocó a olvidarla, sin saber cómo demonios iba a encarar tal empresa. Jamás tuvo que esforzarse para ello ya que olvidar a una mujer nunca le dolió de esa forma, hasta era un alivio sacarlas de su vida cuando la novedad ya cansaba. Ahora, era poco menos que una tortura.

Y así se vio esquivando con astucia cada situación en la que pudiera llegar a encontrarla. Saber de ella era soportable, escuchar su nombre prácticamente imposible obviarlo, pero verla...eso era una condena para todos sus malogrados esfuerzos. Así que creía había hecho bien en alejarse, y estaba teniendo cierto éxito.

Hasta que Sasuke le contara de esa conversación y la necesidad por simplemente confirmar las palabras mencionadas por el mocoso, se volvió enajenante. Y si bien no había sido demasiado, el solo hecho de saber que lo extrañaba y que estaba preocupada por su distancia, lo tuvieron replanteándose las promesas, dudando de la decisión tomada.

Y allí lo encontraba esa tarde fría de fines de invierno, una que anunciaba a lluvia por todos lados, sentado en su auto, esperando frente al hospital al Uchiha menor para revisar los últimos detalles del barrio del clan, rogaba que ella no apareciera aunque deseara lo contrario.

No era la primera vez que el muchacho lo citaba en ese lugar, pero si la primera en que había aceptado a buscarlo aun conociendo lo peligroso de la situación, ya que el horario de la cita coincidía con la salida de ella.

Respiró hondo conteniendo la ansiedad. El Uchiha se estaba demorando y si bien podría estarlo esperando en otro lugar, uno que resultara menos expuesto para su persona, contaba con que se apareciera pronto. El fallo de sus ganas podía ser suplido por la rapidez del pendejo. Pero no, el destino se empecinaba en darle aquello que quería, pero que no debía. Y debería haberse ido, dejar que el muy idiota caminara hasta el punto de encuentro habitual, esa espera era un riesgo que no era de inteligentes tomar, pero aun así, no se iba.

Maldijo frotándose la cara, y golpeó el asiento con el puño cerrado para liberar tensiones. El crujir del celofán a su lado le llamó la atención, cortándole la rabieta. El pequeño paquete color oro, el presente que llevaba de regalo a su próxima esclava, con quien se encontraría luego de Sasuke, le ayudó por un instante a despabilarse. Porque esa noche tendría un nuevo juramento, y ansiaba disfrutarlo en extremo.

Luego de dejar ir a sus esclavas al no encontrar más satisfacción en ellas, no había logrado estar en gusto con ninguna mujer. Su cuerpo necesitaba del sexo, pero su libido y placer se negaban a sucumbir a alguien que no oliera como ella, que no se sintiera igual, que no se viera parecida. Y esperaba, realmente ansiaba, que esa joven gimnasta que tan descaradamente le había coqueteando en la última fiesta en el Lux, provocando aquellos instintos que se habían dedicado en exclusivo a la pelirrosa; estuviera a la altura de sus espectativas. Porque era preciosa y ya necesitaba aliviarse.

La última lección de Sakura [+18] [Kakasaku]Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ