Capítulo 35

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—Perfecto Noozomi, mañana sólo me dedicaré a los pacientes, así que hiciste bien en organizarlo así.

La secretaria le sonrió sin poder ocultar la mueca de cansancio en su rostro, y tomó al fin su abrigo para retirarse. El día había sido largo y agitado, sobre todo en la coordinación de la agenda de la doctora Haruno, más allá del resto de sus obligaciones. Y así había sido durante las dos semanas previas. La pelirrosa tenía el tiempo más justo que nunca, dedicándose al proyecto de defensa junto a Shizune y Sasuke, lo que colgaba trabajo de administración y como médico, obligando a Noozomi a hacer malabares para balancear la agenda, con un nivel de estrés que la tenía agotada. Aunque la alegría con que retornaba su jefa de dichas reuniones los últimos días, le hacían saber que pronto pasaría la tormenta.

—Y, un cosa —la detuvo en su preparación— ,te prometo que voy a darte todos tus días de franco juntos.

—No es necesario, doctora.

—Sí, lo es. Y no discutas conmigo. — El dedo intimidante que se alzó acompañando a la frase le hicieron sonreír divertida a la joven.

La chica sabía que esa reprimenda no era tal, y se inclinó en saludo para retirarse antes de colgar la cartera en su hombro.

—Que tenga una buena noche, doctora.

—Tú también —dijo respondiendo al saludo antes de entrar a su oficina.

Era tarde. La última semana siempre salía dos horas después del cierre de la jornada, y no le molestaba, sólo que ya le pesaba tener que arrastrar a su joven secretaria en esa vorágine. El trabajo se había vuelto una locura luego del ataque, corriendo en contratiempo con las investigaciones, más allá de que después de ese suceso todo se hubiera vuelto demasiado calmo, lo que la incitaba a tener mejores resultados y en menos tiempo para estar preparados. Y por suerte, no sólo funcionaba así en ella, ya que Shizune y Sasuke no tenían descanso avanzando con un contraataque sobre las varas. Por fortuna, lo habían logrado comunicándoselo al hokage esa misma tarde para que se instruyera a los grupos de ninjas en el campo.

Y ella logró mejorar el negatiboru para no dañar tan rápido al emisor, aunque sólo pudieran ejecutarlo exitosamente aquellos ninjas con mejor manejo del chakra. Por suerte, su persona había inspirado a muchos centrando su entrenamiento ninja en las virtudes que ella tuviera, lo que resultó en un mayor número de ninjas con esa habilidad, aunque no alcanzarán su resistencia o la de Tsunade, siendo ellas prodigios.

Suspiró encendiendo las luces y cuando alzó la mirada a su escritorio, se encontró con el pequeño ramito de flores de cerezo.

Sonrió y esa sonrisa iluminó todo su rostro.

Arrojó las carpetas que traía sobre la camilla de su despacho, y fue rápidamente a tomarlas.

Nuevamente Kakashi le dejaba un regalo que desbordaba romanticismo por todos lados. Eran las flores que honraba su nombre y no florecían en esa época, lo que volvía al gesto en uno exótico digno de un amante dedicado.

Ni bien respiró su aroma, buscó la tarjeta que cada vez acompañaba a esas flores. Y allí estaba, escondida en medio del ramo, igual que siempre. Pero la diferencia de ese día radicaba en la frase que rezaba: "¿A qué no sabes qué?"

Entrecerró el ceño girándola para revisar sino había una pista al dorso u otro mensaje. Esa pregunta era demasiado amplia y no le decía nada. Le encantaban los juegos que él siempre le planteaba con los regalos, así había sido las últimas semanas. Pero no lo entendía esa vez.

Lo pensó unos instantes, buscando en la conversación durante el desayuno algo que pudiera orientarla. Pero no, excepto de los besos por demás cariñosos, el resto había sido cotidiano.

La última lección de Sakura [+18] [Kakasaku]Where stories live. Discover now