Capítulo 11

4.4K 298 232
                                    


«El límite lo pones tú, Sakura.»

Esas palabras se repetían una y otra vez en sus pensamientos con tal nitidez que parecía que Kakashi estaba justamente a su lado, hablándole al oído con ese tono oscuro y calmo que tanto le excitara. Y no podía más que terminar mordiendo el bolígrafo que tenía entre sus dedos, para no hacerlo con sus labios, por el simple hecho de lo que esa breve frase encerraba.

El día había pasado volando y así había estado su cabeza, volando también.

No había podido dejar de pensar en lo sucedido entre ellos y en lo que su ex sensei le había hecho sentir. Todo se dio de forma tan natural y caliente, que se sorprendía al advertir lo poco que le había costado descontrolarse con él, con un hombre al que debía respetar. Jamás fue así con Sasuke, nunca tuvo esas sensaciones, ni esa desconcertante lascivia que la tenía temblando y pidiendo por más aun cuando no entendía que demonios pasaba.

Pero lo que más la desconcertaba eran las sensaciones que se producían en su bajo vientre, cada vez que imaginaba lo que podía llegar a suceder ni bien se desocupara y pudiera reencontrarse con él. Porque lo haría.

Moría de nervios y no sabía que bendita excusa justificaría su visita, porque más allá de ese expreso deseo de una tardes juntos no habían quedado en ningún nuevo plan, y no podría, ni querría, regresar a su casa con todas esas sensaciones que pululaban por su cuerpo, y que la tenían con su centro palpitando y mojándose cada cinco minutos. Ya si hasta le molestaba el hecho de no vestir bragas, detalle que le robaba una sonrisa tras otra al evocar el preciso instante que ese firme jalón las hizo añicos.

Y lo que vino después... la mirada oscura de su sensei, la forma en que se relamía esos perfectos labios cuando empujaba sobre ella. Moría por probarlos, y no sólo a su boca.

— Permiso doctora Haruno. Traigo para que revise los últimos turnos armados tal y como pidió.

Nozomi, la dulce y diligente Nozomi, la secretaria que Kakashi le asignara cuando decidió de forma unilateral que ella necesitaba ayuda. En ese momento lo detestó, pero poco tardó en agradecerle, aunque sólo mentalmente porque jamás le reconocería el gesto.

Y si bien Sakura debía admitir que al principio le resultó un tanto entrometida, poco tardó en ganarse su cariño con la eficiencia y esas desopilantes salidas que le arrancaban carcajadas hasta en los peores días. Adoraba a la niña que de niña tenía lo mismo que ella, apenas si tres meses las separaba en edad, pero esa chispeante y ocurrente personalidad la hacían ver mucho menor.

La joven realmente había sido su salvación ese día. No hubiera podido sobrevivirlo sin ella. Peor aún, no hubiera logrado terminar a tiempo absolutamente nada de lo que le encomendara el hokage esa mañana.

— Los organicé coordinando el mínimo personal indispensable, con alertas de chakra si hay alguna... ¿doctora?

Nozomi la observó con un frunce en el ceño. Su superior estaba totalmente ida en sus pensamientos e intentó en vano llamarle la atención blandiendo la mano frente a esa perdida mirada.

— ¿Me escucha? ... ¡Sakura!

La pelirosa dio un respingo en la silla, quitándose de inmediato el bolígrafo de la boca, como si ese gesto escondiera lo que estaba pensando.

— Emm... ¡Nozomi! ¡Me asustaste!

—¡Perdón! Perdón. Pero es que no me estaba escuchando y ¿surgió algún problema que...?

—No, no. Nada. Está todo en orden. Yo sólo me quedé pensando en anoche. E-en el viaje y ... nada —Sakura sonrió nerviosa —Los turnos, me decías que ... — carraspeó acomodando su semblante — Yo... cierto que tenía que pasarte la lista de profesionales.

La última lección de Sakura [+18] [Kakasaku]Where stories live. Discover now