Capítulo 32

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N a r r a d o r o m n i s c i e n t e

- No voy a hacerlo

- Señor, por favor- la escolta insistió- El médico ha dicho esta mañana que debía...

- ¡He dicho que no lo haré!- la interrumpió

Horas atrás, cuando Nicholas abrió los ojos aquella mañana, lo primero que su subconsciente le guió a hacer fue preguntar por Daniel. El pánico inundó sus pulmones al descubrir que la desaparición no había sido producto de una pesadilla. Al principio se negó a hablar, incluso se revolvió contra los guardias cuando intentaron ponerle el termómetro y comprobar su salud.

Pero llegó un punto en el que el ambiente se puso tan tenso, que a las propias enfermeras no les quedó otro remedio que sujetarle para que el doctor le inyectase otro calmante, aunque esta vez, fuera uno mucho más suave que ni siquiera lo llegó a dormir.

Ahora, que al menos podía sentir los dedos, notaba las pulsaciones de su corazón retumbarle en el pecho, recorrerle el cuerpo como si fueran ondas expansivas. Cuando pudo mover los labios, trató de hablar, pero su boca seca le dificultó mover la lengua demasiado, a parte de que le costaba mantener los ojos abiertos debido a la gran sensibilidad a la luz que le había generado el primer tranquilizante.

De todos modos, él seguía forzándose a aguantar.

- Si no se toma la pastilla...

- ¿Qué? Si no me la tomo ¿qué?- su cabello desordenado lo hacía asemejarse a un niño gruñón, sin embargo, hacía ya tiempo que había dejado de serlo- ¿Vais a volver a agarrarme como a un animal e inmovilizarme para que me la tome?- su voz no sonaba asustada, más bien, rabiosa

La joven agachó la cabeza y negó. El señor Aimerich había sido muy claro con sus instrucciones: Que se tome las pastillas, o si no, os tomareis vosotros una caja entera de ellas. Nicholas debía obedecer.

- Yo... Sé que lo de su hijo ha sido un golpe duro, pero...- trató de tocarle el hombro, pero a pesar de que al castaño casi no le quedaban fuerzas, logró reunir las suficientes para apartarla de un manotazo

- ¡¿Ahora finges empatía?!- volvieron a inundársele los ojos- ¡Trabajas como escolta para un asesino! ¡Eres tan criminal como los que se han llevado a mi hijo!

Los ojos de la chica se extendieron sorprendidos. El agua del vaso que sujetaba empezó a temblar.

- ¡Tú y todos los que estáis aquí sirviéndole sabéis a lo qué se dedica perfectamente, pero aún así, preferís quedaros callados y agachar la cabeza, como si solo fueseis animales que no tienen opción de elegir en dónde laborar!

- Necesito ganar dinero- contestó- Y él paga bien

- Yo también necesitaba tener dinero para mantener a mi hijo, pero antes que tener en mis manos billetes conseguidos a base de asesinatos y droga, me puse a trabajar en un empleo humilde pero honrado

- ¿Qué está pasando aquí?- una voz firme interrumpió la discusión desde la puerta

- Monsieur Cooper [Señor Cooper]- la chica hizo una leve reverencia

- Parece que alguien se ha levantado con la pierna izquierda...- dijo refiriéndose al mejor. Pero de pronto, una sonrisa astuta se le formó en los labios- Oh, cierto- Repasó a Nicholas de arriba a abajo- Que todavía no puedes caminar

Al otro joven no pareció hacerle ni la más mínima gracia. Sus puños se cerraron y los apretó con furor.

- Je vais faire en sorte qu'il prenne sa pilule [Yo me encargaré de que se tome su pastilla]- se acomodó el cuello de la camisa blanca y caminó hacia la chica- Attendre dehors-[Espera fuera]- le ordenó, extendiendo la palma

Alma Oscura ⇝ (GAY +18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora