"Si las miradas matasen, Harry sería el mayor asesino en serie de la historia"
Nicholas Blake es un chico normal y bastante alegre, con una personalidad fuerte pero realmente bondadosa. Todo lo contrario a Harry; él es todo lo que nadie quiere enco...
- Muy inteligente chicos, él con un cuchillo en la mano y yo intentando pegarle con las manos vacías- me bajé la sudadera- No volveré a ponerme auriculares por la calle. Este fin de semana ha sido de locos
- Lo que ha sido de locos es que Harry te haya ayudado- me corrigió Nina
- Eso mismo pienso yo
- Tienes que ir a hablar con él, ya- espetó Alexander- Cuanto más tarde peor
- No puedo estar más de acuerdo. Deberle algo es peligroso, todos sabemos que en cuanto pueda, aprovechará que le debes un favor para echarte a ti toda la culpa de algo que él haya hecho
- Y tú no podrás decir nada, porque estarías incumpliendo, y te lo haría pagar
- Vale. Ya lo he entendido- empezaba a ponerme nervioso- Iré a la hora del recreo
Los cinco nos dirigimos hacia el aula, donde nos esperaba el profesor. Pero yo, por más que quise, no pude concentrarme ni un solo minuto en lo que decía. No hice más que pensar en la conversación que tendría con Harry. ¿Qué le iba a decir? ¿Qué pensaba pedirme? ¿Sería peligroso?
El sonido de la campana fue toda una liberación. Me levanté demasiado deprisa y salí de clase todo lo rápido que me permitieron mis resentidas piernas.
Corrí por el pasillo esquivando a algunos y tropezando con otros, miré en los baños, la parte trasera del patio y todas las aulas, pero no había ni rastro de él. Ni siquiera estaba en la enfermería.
Esto es una mierda. Justo cuando lo necesito va y desaparece. Maldita sea.
Desperdicié media hora buscando a alguien que ni siquiera había acudido a clases, y preguntar por él tampoco me ayudó, ya que nadie quería pronunciar palabra sobre él.
Al terminar el horario del colegio salí a toda prisa para inspeccionar por los alrededores, no quería volver a casa sin haber solucionado ese problema.
Nadie duerme tranquilo cuando le debe algo a Harry.
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Nada. Ni puta idea de dónde puede estar.
Pregunté por él en los bares cercanos y lejanos de alrededor, las tiendas, los bancos, la panadería... Pero en ningún sitio lo habían visto.Por mucho que me costara, me rendí, decidí volverme a casa y tirarme en la cama a descansar. Me dolían los pies de tanto caminar sin descanso. Además, ya se estaba haciendo de noche y a ciertas horas no es recomendable andar por los bajos barrios.
Me disponía a volver cuando a los lejos vi una gasolinera, me rugían las tripas de todo lo que llevaba andando sin comer, así que me acerqué para ver lo que había. Compré varias barritas de chocolate blanco y después salí comiéndome una. Todo iba normal, estaba tranquilo, aunque ya había oscurecido más, pero en media hora estaba seguro de que llegaría a casa.
