"Si las miradas matasen, Harry sería el mayor asesino en serie de la historia"
Nicholas Blake es un chico normal y bastante alegre, con una personalidad fuerte pero realmente bondadosa. Todo lo contrario a Harry; él es todo lo que nadie quiere enco...
Las pasillos se hacían interminables, las salas eran como gigantescos salones de baile de película, y constantemente escuchaba fuertes ruidos que retumbaban por todos los sitios, sin embrago, no conseguía averiguar de dónde provenían.
Llevaba corriendo más de diez minutos, atravesando diferentes lugares de aquella mansión sin parar y evitando todo contacto con cualquiera que se encontrara en aquella casa, cuando me topé con una gigantesca puerta a varios metros de distancia.
No me detuve hasta llegar a ella, y, una vez la tuve en frente, vi que tenía grabada el signo de una corona justo en el medio.
La puerta parecía hecha de metal y, en vez de tener una cerradura corriente como todas las demás que había visto antes, para abrirla tenías que averiguar una contraseña numérica con las teclas que había debajo de una pequeña pantalla roja situada en el lado derecho de la puerta.
Hmm... ¿Realmente merecerá la pena abrirla?... ¿qué podría poner...?
Malgasté unos largos cinco minutos intentando adivinar los números, hasta que, de un mento a otro, se me ocurrió cuál sería la solución para descifrarlos.
¡Eso es! ¡Los números escritos del papelito! lo saqué rápidamente del bolsillo de mi delantal y empecé a teclearlos cuidadosamente, aunque mis dedos temblaran.
Haber... mhhh...
En el mismo instante en el que terminé mi labor, la pequeña pantalla que antes estaba roja, se puso verde, y solo un empujón bastó para que la puerta se abriera y yo pudiera pasar.
Esto es como una película de terror...
Entré en su interior, inseguro y sigiloso, ya que estaba tan oscuro que no se veía anda, pero, a pesar de eso, no tardé en adentrarme lo suficiente para encontrar el interruptor e iluminar dicha habitación, dándome cuenta de que casi me encontraba en el medio de aquel cuarto desconocido. Mis manos empezaron a temblar nada más miré alrededor. Di lentas vueltas en el sitio, sin saber cómo reaccionar ante aquella espeluznante escena .
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¿Pero qué...? ¿De donde han salido todas estas armas? ¿No se supone que los únicos que pueden tenerlas son los guardias de seguridad?
Me acerqué a la esquina más cercana, solo para verificar que se trataba de pistolas reales.
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