Alma Oscura ⇝ (GAY +18)

Capítulo 24

N a r r a d o r o m n i s c e n t e

Habían pasado dos semanas desde lo ocurrido.

Las aguas parecían calmarse. Nicholas había vuelto al instituto después de recuperarse, y todas sus preguntas respecto a cómo había despertado allí y su estado habían sido respondidas con detalladas y lógicas mentiras bien amuebladas.

Alonso siempre había sido bueno en eso, sin embargo, la curiosidad del menor no hacía otra cosa que crecer con los sucesos que habían ocurrido anteriormente. Nicholas se moría de ganas por empezar a hacer más preguntas y analizar las respuestas que le dieran, pero en esos momentos no tenía ni un segundo de descanso para ponerse a pensar en ello. Su horario estaba repleto de horas de estudio y clases extra para recuperar todas las asignaturas que había perdido durante su estancia en el hospital, así que lo único que hacía cuando no estaba estudiante era dormir, comer, y poco más.

Sus amigos no tardaron en presentarse voluntarios para ayudarlo con los exámenes, pero, para su sorpresa, Nicholas los rechazó amablemente y dijo que prefería hacerlo todo él solo.

Respecto a su padre, ni él ni su hermano lo habían visto una sola vez desde que puso los pies en el país. Al llamar a su departamento para preguntar por él, les informaron de que no se encontraba disponible, y añadieron que si querían contactar con él por privado, tendrían que ir hasta la oficina del edificio en el que trabajaba, pero ni Alonso ni Nicholas lo hicieron. Nunca lo habían hecho, y no lo harían ahora. Estaban demasiado acostumbrados a la despreocupación de su padre como para molestarse en seguir buscándolo una vez más.

Mientras tanto, Harry seguía con su doble vida tan hermético y hosco como siempre. El negocio cada vez le quitaba más tiempo, y como no podía invertir sus horas libres con Nicholas, se la pasaba entrenando u ocupándose de mantener a la policía alejada de sus movimientos.

Las cosas parecían ir medianamente bien, pero, al parecer, eso no era otra cosa que un pequeño lapso de tiempo que les daba el destino para prepararse ante la llegada de un huracán que lo arrasaría todo.

Y ese huracán solo tenía un nombre: Bryson Blake

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N a r r a N i c h o l a s

- ¡Agh! Esto es imposible- dejé caer el lápiz en la mesa y me llevé las manos a la cabeza para tirarme de los pelos

Llevaba tres frustrantes e interminables horas sentado en una silla de la biblioteca intentando resolver los problemas de física, pero por cada minuto que pasaba lo veía todo más complicado y sin sentido.

¿Por qué tengo yo que estudiar esto? Si no me va a servir para nada. Además, ninguna persona normal se pone a calcular cuántas partículas de aire hay en su botella de agua.

Esto es un infierno. No quiero estar aquí.

Cerré el cuaderno y me preparé para irme de allí cuando, de pronto, escuché un ruido extraño resonando en toda la sala. Como si algo pesado se acabara de caer.

A una velocidad inesperada, se esparció por todo mi cuerpo la sensación de que alguien estaba observándome. Mis manos empezaron a sentirse frías, la boca se me quedó seca y empecé a notar un malestar en la tripa abrumador. No tardé en poner en marcha mis sentidos y empezar a mirar hacia todas las direcciones en busca del causante de mi nerviosismo.

Por suerte, o para mi desgracia, no vi a nadie en las mesas cercanas a la mía ni en los pasillos llenos de estanterías que me rodeaban. Me levanté para mirar más allá, y hasta di un par de vueltas alrededor de la mesa, pero, efectivamente, era el único que estaba allí.