XIX•False Peace Facade

2.2K 142 655
                                    

///Advertencia: Interacciones románticas de una ship que puede molestarles///

Fachada de Paz Falsa.

Aquel paisaje le era conocido. El prado iluminado por el que siempre ansiaba caminar. Sentado en el pasto sentía la fresca brisa revolver sus claros cabellos. Al levantarse, notó una pequeña laguna unos pasos de él. Asomó su cabeza y pudo ver su reflejo. Seguía siendo él después de todo.

Norman. Producto de Calidad Premium de Grace Field. Actual jefe de la villa Minerva. Libertador de los niños ganado. Destructor de Neverland. Genocida de demonios.

Tantos honorarios y ninguno le daba mayor satisfacción como el de “amigo de Emma y Ray”. Sin embargo, teniendo en cuenta lo que su borrosa memoria le comenzaba a recordar, era uno que no le habían llamado en mucho tiempo y por lo visto, no volverían a llamarlo jamás.

¿Acaso este era el limbo? Porque sí, Norman juraba que había muerto.

Sabía que no era el paraíso, cometió demasiados pecados para merecerse un puesto en un lugar tan puro y sagrado como ese. Tampoco era el infierno, demasiada serenidad y luz, no parecía un lugar en el que lo torturarían por la eternidad. Él nunca creyó en la vida después de la muerte, mas el estar ahí le hacía flaquear en sus ideales.

- Hey, Norman. – una voz melodiosa y aguda llamó su atención. La reconoció al instante, pero sonaba diferente a la última vez que la escuchó.

Al voltearse se encontró con una visión que no esperaba. Era ella, su viva imagen… de cuando tenía 11 años. No era la mujer determinada y enojada que le gritó con toda su ira e indignación. Era la niña que lo miraba con esos ojos tan cargados de sentimiento que reciprocaban los suyos.

- E-emma… ¿estás…? –

- ¿Muerta? – completó su frase – Esta parte de mí sí lo está. –

La niña caminó hacia el joven, deteniéndose a una muy corta distancia de él. La diferencia de tamaño era gigantesca, cosa que tenía incómodo al albino. Ella tomó las grandes manos de este con las suyas y le brindó una sonrisa.

No fue hasta ese momento que Norman se dio cuenta, que esa era la Emma de la que él estaba enamorado. Norman creció, así como Emma, pero la chica que él amaba no creció junto con ella, se mantuvo estática y cada vez que hablaba con ella, no veía a quien tenía en frente, sino a aquella niña con la que solía jugar en el orfanato.

- Te amo, Norman. – confesó la chica de pronto – Nunca supe cómo definir esto hasta que crecí mucho tiempo después. Pero para cuando supe lo que era el amor romántico… ya ese sentimiento por ti había desaparecido. –

Los orbes azules del muchacho se abrieron como platos. Dio un paso hacia atrás en negación y se mantuvo cabizbajo, pero desviando la mirada de la pelinaranja. La brisa volvió a soplar, está vez, intentando atenuar un momento incómodo. El agarre en la mano del albino se afianzó y ella dio un paso adelante para acortar de nuevo la distancia. Tomó su otra mano con urgencia.

- Eso que dices no es posible… - negó el albino, frustrado

- Perdón por no decirlo en su momento. Como dije, no sabía lo que sentía… pero ¡pasamos muy buenos ratos juntos! Fui muy feliz contigo y no me cabe la menor duda que era correspondida. – sonrió de esa forma hermosa que solo ella podía

El chico comenzó a lagrimear, en serio… quizás sí era el infierno después de todo. Saber que Emma lo amó de la misma forma que él a ella, justo a la vez, y no poder haber mantenido a salvo esos sentimientos… ah… era lo que le faltaba.

ᴇɴᴅᴇᴀʀᴍᴇɴᴛDonde viven las historias. Descúbrelo ahora