XIV•Leave or die.

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Márchense o mueran.

La sensación que tenía en aquellos momentos le era familiar. Un movimiento constante e irregular, además de ruidos mecánicos y de pasto siendo aplastado. Su cabeza reposaba en una superficie consistente pero blanda, mientras su cuerpo en otro material, hecho para sentarse. Después de un pequeño rato de divagación se dio cuenta que estaba durmiendo en el regazo de Ray, pero estaban en el camión. ¿Acaso todo lo relacionado con la villa había sido solo un mal sueño?

Abrió sus ojos y miró hacia arriba. Efectivamente, era él, quien se encontraba echando una siesta. Levantó más su cuerpo hasta quedar sentada. Lo siguiente que vio fue el techo abollado del camión, recordándole que efectivamente todo había sido real. Entonces escuchó una conocida voz que le reiteraba que nada había sido sacado de su imaginación.

- ¡Emma! - expresó con felicidad

La nombrada volteó su vista hacia donde se supone que estaba el cargamento y vio al demonio. Este dejaba que los niños descansaran sobre él. A lo lejos, entre sus bolsas, divisaba dos cuerpos de personas, al parecer, dormidos. Pero volvió a su atención al médico ya que era una sorpresa que estuviera ahí.

- ¿K-kooji? ¿¡Que...!? ¡Auch! - exclamó esta y se quejó al final, dándose cuenta de la venda que cubría su muñeca y de una sensación de ardor parecida a la de una quemadura

- Es una larga historia. - habló ahora Luka, quien se encontraba conduciendo - En resumen: tuvimos que abandonar la villa. Todos nosotros. -

- P-pero ¿por qué...? -

Kooji tomó un suspiro y estiró su mano para tocar el hombro del pelinegro.

- Oe, Ray, tu esposa despertó. - dijo mientras lo zarandeaba ligeramente

Emma obvió este comentario dicho por su amigo debido al shock que tenía en aquel momento. El joven despertó después de unas pocas sacudidas y a quien observó primero fue a la chica. Tan solo verla despierta, sonrió y la abrazó fuertemente.

- ¡Emma! ¡Qué bueno que ya estás bien! - se percibía el alivio en su voz

- Ray... que pasó... la cabeza me da vueltas... - dijo separándose del abrazo. - Lo último que recuerdo es... calor... mucho calor... y... - recordó parte de lo acontecido - ¡Emmet! ¡Su madre! ¿¡Ellos están bien!? -

- Si, por suerte, ellos estaban en tu mismo estado y se recuperaron antes. - respondió Kooji

- ¿Por qué...? ¿Por qué su casa se incendió tan de pronto? -

- ¡Lo más probable es que haya sido el hijo de puta de Jiev! - maldecía el pelirrosa- Le dio una lámpara de gas encendida a los niños, probablemente sabiendo que tropezarían mientras jugaban. ¡¡El muy cabrón lo dejó todo a suerte y se salió con la suya!! -

Emma seguía sin entender que había pasado, así que miró a Ray, esperando una respuesta más larga de que había pasado. Él le devolvió la mirada con tristeza y tomó su hombro, dispuesto a contarle lo que habían vivido mientras ella se encontraba inconsciente.

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- ¡¡¡EMMAAAAAAAA!!! - gritó el pelinegro con todas sus fuerzas

Kooji se dio cuenta de su desesperación y trató de detenerlo, pero nada impidió que este entrara a la casa en llamas, disipando el fuego de la entrada con la bufanda que portaba. Esta se quemó un poco, pero valió la pena, dado que el chico logró entrar sin quemarse. Lo que realmente le molestaba, era el calor insoportable que reinaba dentro del lugar, le costaba respirar.

ᴇɴᴅᴇᴀʀᴍᴇɴᴛWhere stories live. Discover now