I• Five years are enough to change.

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Cinco años son suficientes para cambiar.

El cielo despejado y azul. La brisa fresca y agradable. El prado multicolor y sereno. Ambas se encontraban haciendo coronas de flores. La pelinaranja le enseñaba a su amiga demonio como hacerlo. Las de Emma salían perfectas y bonitas, mientras que las flores que formaban las de Mujika se veían aplastadas, quizás por la fuerza con la que las tomaba.

- Se me da fatal un trabajo tan delicado.- suspiró la demonio

- Tranquila, hacer esto requiere práctica. Además lo estás haciendo mejor que Ray. Él ni siquiera las llega a terminar por pereza. -

- Jaja, supongo que esto es más cosa de chicas. - rió la pelimorada

- No creas. Norman, es incluso más bueno que yo. Un día pasó horas haciendo coronas, y resultó que hizo para todas las niñas y para mamá. ¡Y ninguna era igual a la otra! -

- Wow, eso es realmente impresionante. -

- ¿Verdad? Fue un detalle muy bonito de su parte. -

- Si... Que lástima que alguien tan bueno se haya convertido en un sucio asesino. -

- ¿Eh?- la chica se asustó.

Su mirada se dirigió al rostro enmascarado de su compañera. Sus ojos asustados fueron recibidos por un rostro sonriente, el cual se iba deformando poco a poco de una manera grotezca.

El cielo nublado y oscuro. La brisa húmeda y escalofriante. El prado rojo y atormentado.

- Nee... Emma... ¿Por qué? - su voz dulce ahora era una voz agonizante y retorcida, más que una voz era ruido.

¿Por qué nos dejaste morir?

///

Un techo. El techo blanco y simple de su habitación, de hecho. Sentía una capa de sudor cubriéndola. Había humedad en sus ojos y mejillas. Su corazón palpitaba rápidamente.

"Otra vez" pensó la joven. Ya había perdido la cuenta de cuántas veces se había levantado así. Asustada y arrepentida.

Levantó un poco su vista para ver el reloj que colgaba en la pared de su cuarto. 7:46 de la mañana. Se había levantado más temprano de la cuenta.

Después de estar unos segundos en su cama, mirando hacia el vacío decidió comenzar su día. Se dio un merecido baño para quitar el sudor y fue a la cocina por algo que comer.

Ya habían pasado 5 años desde que habían llegado allí y aún le seguía pareciendo extraordinaria la estructura del lugar. Tantas puertas y ventanas, tantos pasillos y habitaciones, muchas de ellas sin uso aparente. Pero su parte favorita de toda aquella villa alguna vez había sido un balcón. Para poder llegar a la cocina desde su habitación había que pasar por allí. Normalmente había sogas en el techo para poner la ropa a secar. Pero eso no era lo que le atraía del lugar, pues lo especial de ese balcón es que poseía impresionante vista hacia el horizonte. En cada momento del día, se observaba un paisaje precioso, y a esas horas de la mañana, el sol resplandeciente iluminando con todo su fulglor era uno de sus escenarios favoritos. Ese panorama le hubiera sacado una sonrisa, pero ya no más. Ahora solo le traía recuerdos de cuando Ray y ella habían hablado de sus inseguridades con respecto al plan de Norman.

"Éramos tan ilusos..." se recordó.

Por fin había llegado a su destino. Tomó un poco de pan con queso y leche fresca y se sentó a comer en silencio en una de las mesas del comedor pequeño. No era la primera vez que desayunaba sola y a esas alturas ya no le molestaba. Se sentía en una paz falsa pero relajante, era una sensación extraña de melancolía.

ᴇɴᴅᴇᴀʀᴍᴇɴᴛWhere stories live. Discover now