XII•Open heart

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Corazón abierto.

Ah... respirar el aire puro después de una larga noche... La paz que reinaba en aquella villa luego que la fiesta se hubiese terminado era relajante. Quien sabe cuántas horas estuvieron bailando, bromeando y jugando junto a los demonios. Conoció a tantas personas nuevas, muchos de ellos incluso se disculparon con ella por el hecho de que alguna vez comieron carne humana. Ella, por supuesto, los tranquilizó diciéndoles que sabía que no había otra manera en la que pudieran sobrevivir, y al decir esto, ellos dejaban de estar nerviosos.

Aprendió muchas cosas sobre la villa. Jiev sería el jefe provisional hasta que Mujika volviera o hasta que Emmet cumpliera sus 20 años que, aunque seguía siendo un niño pequeño para los demonios, debían hacer que él tomara su puesto lo más pronto posible. Kooji había sido alguna vez parte de la casa regente Dozza, pero al contrario de la mayoría de sus miembros, desde que tuvo consciencia nunca le gustó el hecho de arrebatar la vida a otra raza pensante para mantenerse vivo. Así que cuando Mujika fue a ofrecerle su ayuda, él aceptó sin pensarlo dos veces.

- Todos los de esta villa son tan buenos... - le habló a su acompañante

Emma y Ray caminaban bajo el cielo estrellado hacia la casa de Kooji, donde dijo que podían quedarse ya que él pasaría la noche en la enfermería para cuidar a su amigo Hayato y Max y Nina querían estar allí por si se despertaba, además de que le habían tomado cierto apego al demonio.

- Es precisamente porque no estaban de acuerdo con el sistema de granjas y que sentían compasión por los humanos la razón por la que están aquí. Todos tienen personalidades distintas, pero los une el sentimiento de igualdad hacia nosotros. Saben que nuestra especie ha sufrido mucho por más de mil años. - le respondió el pelinegro

Una vez llegaron a la casa, encendieron las luces del lugar. Se habían sorprendido por el hecho de que poseían luz eléctrica en este lugar y en su pueblo no. Dicen que tardaron casi medio año en construir toda la instalación de una rueda hidráulica, allá por aquel río cerca de la villa, ya bien conocido por Ray y Emma. El pensar en lo ocurrido la hacía ponerse nerviosa sin razón. Habían estado toda la noche juntos sin problemas y ahora quería huir de su lado.

Emma se sentó en la cama de la muy pequeña cabaña del médico, mientras, podía observar al pelinegro revisando las cosas del lugar. Se percató que Kooji había dejado sus equipajes en su casa, probablemente para que Jiev no se los llevara. El chico rebuscó entre las bolsas hasta que encontró lo que buscaba, lo tomó en sus manos tratando de ocultarlo de la joven.

- ¿Qué tienes ahí? - preguntó curiosa

- Ah, algo muy interesante. - respondió volteando un poco para ver el rostro de su compañera

- Ahora estoy más intrigada, Ray. Al menos dame una pista. - hizo un puchero desganado, no quería levantarse de la cama por el cansancio de la fiesta

- Una pista, eh... - hizo una pausa el chico y se colocó en pose antes de volver a hablar - "¡Entonces el valiente duende se enfrentó al malvado príncipe por la mano de la princesa!" -

- ¡Noooo! ¡Esa es mi libreta! - Emma se levantó rápida como un rayo a quitarle el objeto de las manos al pelinegro

- ¿Qué pasa? ¿No que me lo darías a leer una vez terminado? - le dijo con una sonrisa juguetona, mientras alzaba su brazo, alejando la libreta del alcance de la joven

- ¡Sí, pero necesitaba prepararme mentalmente antes de dártelo a leer! ¡No lo leas sin permiso! ¡Además, te acabas de arruinar parte de la historia con lo que acabas de leer! - por más que alzara su voz y saltara, su amigo siempre se las arreglaba para mantenerla lejos de lo que deseaba

ᴇɴᴅᴇᴀʀᴍᴇɴᴛDonde viven las historias. Descúbrelo ahora