XI•As orange as she said

3.1K 240 580
                                    


Tan naranja como ella dijo.

Debido a su constante preocupación y a su brillante mente, había calculado que la misión debería haber llegado ya a la villa. La ansiedad se apoderaba de sus pensamientos en aquel momento de realización.

¿Hayato los estaría protegiendo? Bueno, aunque tuviera más edad que ellos, Ray y Emma actúan con mayor madurez que él, así que confiaba en que estarían bien.

¿Cómo habrá sido la reacción de Emma al ver que existían aún demonios inteligentes? Sorprendida, sin palabras, puede que hasta feliz...

¿Habrá Ray intentado algo con ella? Dado a que estaba decidido a que le contarían la verdad una vez regresaran y que estaban lejos de él, era lo más probable.

Ese pensamiento lo hacía querer tirar todo de su oficina al suelo. Aquel libro que se supone que debería estar leyendo, se volvió un desorden de palabras sin sentido en su visión. Un toque en la puerta lo salvaría de su dilema mental, o quizás lo empeoraría. Reconociendo el toque, maldijo por lo bajo antes de dar la orden de entrar. Abriendo la puerta se mostró la figura que esperaba, pero no predijo su expresión. Era extraño.

- Buenos días, Norman. – habló Phil con una cara seria y el albino notó su tono algo apresurado

- Buenas. Por tu cara, puedo decir que ocurrió algo. – su seño estaba fruncido por la preocupación

- Precisamente. Verás, esta villa es bastante grande. Tenemos cientos de habitaciones, baños, cocinas y comedores. Tenemos nuestros cultivos y corrales de animales, tenemos el jardín, el pequeño bosque, la gran biblioteca, los almacenes de comida, armas, utilería... Es normal que, en un lugar tan espacioso, las personas se pierdan o no se vean en días, pues tienen planes diferentes... -

- Acaba con el preámbulo, Phil. – ordenó el líder impaciente y más preocupado que antes

- Nadie se percató realmente hasta hoy que yo tenía pensado hacerte una broma con la ayuda de los más pequeños, – el jefe se enojó mentalmente por una fracción de segundo – por lo cual, fui a buscar a los que eran conocidos como los más traviesos. Sin embargo... - el moreno hizo una pausa y se acercó al escritorio del líder - ...a Max y a Nina no se les ha visto en 18 días. –

- ¿¡Qué!? – atónito, se levantó de su asiento – Pero ese tiempo es... -

- Así es. Llevan perdidos desde el día que salió la misión. -

///

Recobrando la consciencia, pudo sentir la cómoda superficie en la que se encontraba descansando. Oía tres voces hablando, pero no detalló ni que decían, ni a quienes pertenecían. Justo cuando comenzaba a abrir sus ojos y encontrarse con el blanco techo, pudo escuchar la última frase.

- Oh, chicos, está despertando. - y tras esto, unas pisadas apresuradas

Cuando ya tenía sus ojos completamente abiertos, percibió una figura desconocida sentada a su lado y recordó lo que había ocurrido antes de desmayarse. Asustado, se sentó en la cama y miró a la criatura. Una máscara cubría sus ojos, sus cabellos eran rojos y en forma de pincho, su piel era pálida y vestía una camisa de mangas largas negra y un chaleco verde con una cruz roja en este. Lo que más le sorprendió fue la sonrisa amigable que le mostraba.

- Buenos días, Ray. – le dijo el demonio

- ¿Quién eres tú? ¿Cómo sabes mi nombre? ¿Dónde están mis amigos? – dijo el pelinegro casi gritando

- Soy Kooji, el médico de la villa, un placer. Tu nombre me lo dijo un pajarito y tus amigos están acostados justo a tu lado. – respondió señalando a la derecha de la habitación

ᴇɴᴅᴇᴀʀᴍᴇɴᴛWhere stories live. Discover now