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Dos años después...

Odio los eventos formales con toda mi alma. Los odio porque tengo que llevar tacones obligatoriamente y, encima, trabajar. Algo a lo que no se tienen que enfrentar el resto de fotógrafos y que siempre me hace parecer una especie de Clark Kent que destaca demasiado. Porque el de las gafas no llamaba la atención con su traje de pringado lo mismo que lo hago yo en una alineación principalmente de hombres con un vestido de fiesta, tacones y una cámara en las manos. Como si Clark Kent apareciera en su redacción disfrazado de Superman, así es como me siento. Y aunque muchas veces me he intentado librar de la parte de la fiesta para simplemente trabajar, nunca lo he conseguido. Porque el kamikaze es muy insistente y porque siempre me pone su mirada de cachorrillo, con la que me suplica sin necesidad de abrir la boca que no le abandone y sea su acompañante. Después de eso no me queda ninguna opción, aunque tampoco es como si la tuviera desde un principio. Porque lo que tiene trabajar para Ride now y, además, ser la novia del kamikaze, es que tengo que hacer mi trabajo y luego ejercer como la acompañante de uno de los pilotos revelación de la competición.

¿La parte positiva de esta doble vida a lo Hannah Montana? Que me libro de la alfombra roja porque tengo que sacarle fotos al kamikaze. Al menos cuando ninguno de los demás fotógrafos me quiere hacer la putada de sacarnos fotos a los dos. Lo malo de que sea un trabajo tan elitista es que ya nos conocemos todos de unos eventos a otros, más si tienen que ver con Ride now, así que me conocen de sobra, y eso hace que prácticamente siempre me hagan posar después del posado del kamikaze. Y si no lo hacen ellos, ya se encarga mi novio. Traidor.

En el evento de hoy, afortunadamente para él, no ha sido cosa suya, sino de una fotógrafa llamada Jen que, diciéndome que iba demasiado guapa como para no posar, me ha cuidado la cámara y me ha hecho salir. El kamikaze, por supuesto, estaba más que feliz por que posase a su lado. Me agarró de la cintura, posó con una enorme sonrisa e incluso se atrevió a darme un beso en la mejilla. Es un experto en darle a los medios lo que quieren, aunque yo luego siempre le eche la bronca. Hoy ni siquiera me ha dado tiempo a cabrearme con él, porque estaba radiante y tremendamente ocupado. Yo le he seguido como siempre mientras hablaba con los medios en la fiesta de presentación de su tercer año compitiendo en Ride now. Y como a algunos periodistas también los conozco yo, me han mantenido ocupada.

El kamikaze se ha convertido en un espécimen raro de piloto de Ride now. Cuando entró en la competición ya destacó por ser el primer surcoreano en años que pasaba al circuito de principiantes, pero, después de ganar Ride now 2 (que al parecer es como se denominaba a su carrera), se clasificó directamente para Ride now 1, donde competiría con ganadores de otros años. La mecánica es un poco chunga, pero al parecer no es normal que un piloto pase dos años seguidos en Ride now 1, y él lo ha conseguido. De hecho, es una de las grandes apuestas para clasificarse para un tercer año, y por eso despierta tanto interés.

Todo esto ha hecho que la fiesta de presentación de hoy haya sido larga y cansada, por eso ahora, mientras un chófer nos lleva de vuelta a casa, me permito dar una cabezada.

—Rino... —me llama el kamikaze—. Ya hemos llegado. ¿Te llevo o te levantas?

—Me levanto... —digo todavía un poco desubicada. Le escucho reírse ligeramente mientras me desabrocho el cinturón de forma lenta y abro los ojos como puedo. Creo que ya es de noche, pero aun así las luces del parking del edificio me ciegan un poco. Abro la puerta del coche e intento bajar los pies al suelo, pero antes de que lo consiga algo me levanta del asiento. Más bien, alguien. Alguien que se parte de risa mientras le da las gracias al conductor, cierra la puerta de vuelta y me carga en volandas hasta el ascensor del edificio—. Te he dicho que iba yo... —me quejo sin mucha fuerza. Me estoy despertando un poco, pero no lo suficiente como para que mi queja suene con la suficiente convicción.

Outlawed - jjk, knjDär berättelser lever. Upptäck nu