11 km/h

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Minnie

Hoy vienes a las carreras?

12:20

Nope. No sufras mucho 🤞🏻🤞🏻🤞🏻🤞🏻

17:50

Tienes turno?

18:02

Nope

18:36

Me vas a contar entonces por qué no vienes?

18:39

No responde, y cuando Minnie no responde es porque no tiene pensado hacerlo para así poder fingir que no lo ha recibido. Vamos, que le pasa algo (como ya me pude imaginar el otro día) y no me lo quiere contar.

Sin embargo, como debe ser que soy bastante gilipollas (e ilusa), estoy pegada al móvil por si me responde. Lo hago mientras me preparo para bajar a que me recoja (de nuevo) el puto kamikaze, y cuando ya estoy en la calle esperándole. Mientras estoy guardando la cámara me llega un mensaje de la app del Burger King, porque se deben de pensar que no he cenado y que me apetece una hamburguesa, nuggets, patatas y bebida extragrandes. Que, a ver, razón no les falta, porque el hecho de que Minnie me haya dicho que no viene, unido a la situación en casa con Namjoon han hecho que no cene más que una pobre ensalada. Así que es cierto que no me vendría mal un poco de comida alta en grasas, pero también es cierto que ahora me apetece entre poco y nada.

«Esto de tener el cerebro lleno de preocupaciones es una puta mierda. Ni de la comida basura puedo disfrutar».

El claxon del Mercedes interrumpe mi debate interno de desdicha, amistad y comida basura, así que me obligo a meter, con un resoplido, el móvil en el bolsillo de mis vaqueros, antes de encaminarme hasta el coche para subirme rápidamente. Ni siquiera saludo al kamikaze mientras me abrocho el cinturón; aunque bueno, nunca lo hacemos.

—Hoy has bajado puntual. ¿Buscabas reconocimiento?

—Has sido tú el que ha llegado tarde —mascullo, sacando el móvil de los vaqueros de nuevo por si la pantalla se ilumina por arte de magia. Lo dicho: soy idiota, porque sé de sobra como es Minnie.

—He llegado a tiempo, pero estaba esperando a que me vieras. ¿Qué observabas tan detenidamente en el móvil?

—Twitter —miento.

El sonido del intermitente llena el silencio que se establece a continuación, y me doy cuenta de que el kamikaze rara vez tiene música puesta en el coche, lo que me hace fruncir el ceño, porque... ¿qué clase de psicópata no lleva música en el coche?

—Ya, claro... ¿Estás esperando una llamada de tu novio?

—No tengo novio —respondo bastante seca—. De todos modos, ¿qué coño te importa? ¿A qué viene este interrogatorio?

—A nada, solo te observaba ver la pantalla apagada como si fuese muuuuy interesante.

—Más interesante que el silencio que llevas en el coche, es —espeto. Como siempre, una jugada maestra para evitar el tema—. ¿Nunca llevas música?

—Algunas veces sí, pero no me gusta ponerla cuando llevo a gente.

—¿Por qué? —pregunto.

—Por si no les gusta.

—Es tu coche, puedes poner lo que quieras, ¿lo sabes?

—¿Qué pasa? ¿Quieres que ponga mi música?

Outlawed - jjk, knjWhere stories live. Discover now