08 km/h

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He salido corriendo. Con un dolor de cabeza de cojones, menos dinero en mi cuenta bancaria y teniendo que buscar la llave del puto Audi por toda la casa para rescatar la mochila de la cámara (que se quedó dentro), pero he salido corriendo. Y sin mi amiga.

En cuanto desperté en la cama del kamikaze —con su cuerpo completamente desnudo a mi lado, recordándome con todo lujo de detalles la gilipollez monumental que hice ayer por culpa del puto alcohol— me acojoné tanto que no se me ocurrió otra cosa. Me levanté a toda hostia para recoger mi ropa del suelo y, mientras me la ponía, busqué la app de Uber para pedir un puto coche ya de ya. El kamikaze no se despertó, así que todo salió bien.

Sin embargo, cuando me metí en el vehículo del extraño, no me sentía mejor (ni me dolía menos la cabeza). Porque, por si no era lo suficientemente desgraciada con mis decisiones de la pasada noche, al llegar a casa... Namjoon estaba ahí para hacerme un interrogatorio. Vaya, una maravilla cuando no dejaban de darme punzadas en las sienes. Quizá por eso, a la tercera pregunta de dónde había dormido, me dejó ir a tomarme un ibuprofeno, coger un paquete de galletas de la cocina para acompañarlo... y encerrarme en mi cuarto, que es donde estoy ahora.

He decidido que lo mejor es ponerme a trabajar porque, aunque el dolor no ha mitigado el todo, necesito tener la cabeza centrada en otras cosas. Cosas que no sean que mi amigo está en el salón preguntándose qué coño hice anoche y que no va a parar hasta que le responda. Cosas que no sean, precisamente, qué hice anoche.

«Haerin, es que mira que eres gilipollas».

Minnie me llama, pero ignoro la llamada y me dedico a seguir seleccionando fotos del ganador de la noche para subirlas al sitio web. Tengo un mensaje de Suga (que me ha llegado a los minutos de llegar aquí) en el que me dice que vendrán a buscarme hoy a las seis y media, así que, seguramente, mi amiga quiera hablar conmigo para ver por qué he desaparecido de la casa de los chicos y qué pasó. Eso si no se lo han contado ya...

«Pringadísima. Eso eres: una puta pringada».

Ni siquiera editar las fotos me distrae lo suficiente, porque es demasiado mecánico y eso me lleva a pensar, irremediablemente, en que le he dado una de mis preciadas primeras veces al puto kamikaze.

Siempre he considerado que la primera vez que haces algo es importante. Me he ido acostumbrando a atesorarlas poco a poco —ya sean buenas o malas— como punto de referencia para las siguientes, porque nunca son tan especiales. El primer bocado a tu plato favorito, la primera vez que observas una puesta de sol, la primera vez que viste el mar...

Supongo que la culpa de que crea en esa puta mierda es de las películas románticas, que me idealizaron la primera vez que un tío me la metiera. Supongo que siempre creí que sería bonito y con una persona de la que estuviese enamorada, no con alguien que odiase a muerte. Supongo que, por mucho que me lo negase, siempre pensé que no es que nadie se interesase en mí (ni yo en nadie), sino que me estaba reservando.

«Reservando los cojones, Haerin».

Viendo que el kamikaze ni siquiera me cae bien y que, sin embargo, he perdido mi virginidad con él y ha sido tan horrible como Minnie siempre me dijo que fue su primera vez, empiezo a pensar en qué puedo sacar de esto para sentirme menos imbécil (lo que es difícil, porque ahora me siento muy gilipollas).

Lo primero que puedo hacer es dejar de idealizar las primeras veces. Es una mierda, siempre lo he sabido, aunque creyese fielmente en ellas. Así que supongo que tengo que cambiar el chip. Porque ni siquiera recuerdo cuándo fue la primera vez que vi el mar, pero sí que recuerdo lo que sentí la primera vez que fui de viaje a Busan con el colegio y lo vi. Recuerdo que me encantó la sensación de mis pies sobre la arena mojada, el mareo que me provocaba ver el agua retroceder a mis pies. Y no recuerdo la primera vez que mis padres me llevaron a una playa, así que supongo que está bien, que lo he hecho y ya está: eso también puedo olvidarlo, o atesorarlo como un recuerdo horroroso.

Outlawed - jjk, knjWhere stories live. Discover now