EXTRA LAP 5

3.2K 262 127
                                    

Cuando tienes hijos la vida no para por nada. Puedes encontrarte de puto culo, pero tienes que seguir gravitando a su alrededor. Y supongo que es una de las cosas que peor llevo de ser madre.

Con Jungho, en realidad, no fue tan malo. Si algún día me encontraba mal o estaba demasiado cansada, el kamikaze se ocupaba de él y me daba mi espacio para sentir que no estaba girando constantemente. Ahora con Haneul las cosas han cambiado. Porque Jungho sigue necesitando atención, la recién llegada mucha más y yo no doy abasto. Ni siquiera que el kamikaze se encargue de nuestro hijo arregla las cosas. Aunque a lo mejor es simplemente el día.

—Vamos cielo, come... come...

Me siento en el sofá con la niña en brazos para poder darle de mamar. Tampoco lo llevo bien porque me duelen las tetas lo que no está escrito, pero si no lo hago no deja de llorar... Y llevaba un rato intentando retrasar lo inevitable meciéndola por toda la casa, pero no funcionaba. Sin embargo, en cuanto empieza a chupar vuelve a hacerse el silencio en la casa.

Podría decir que eso alivia mi malestar, pero solo lo reduce un cinco por ciento; me sigo encontrando fatal, pero esta vez no puedo dejar de girar.

Le he pedido al kamikaze que se llevase a Jungho al circuito porque estaba extremadamente activo y, si no, veía que nos iba a dar la noche. Mi marido no ha dicho nada sobre lo raro que le pudiera parecer que yo le pidiera expresamente que lo hiciera, pero supongo que ha sabido las razones sin que yo se las dijera. Normal, porque para él también tiene que estar siendo duro todo esto.

Aunque cuando miro a Haneul, siempre creo que merece la pena. Ahora que está ahí tranquilita, mamando, recuerdo el día que nació y cómo sonreía el kamikaze. Y recuerdo que dijo que aquel día de hace años, en la boda de Yoongi y Minnie, cuando hablamos por primera vez de tener hijos, llevaba razón: era más guapa que cualquier bebé en el mundo. Lo dijo incluso aunque la niña todavía estaba roja y arrugada, y creo que ahí me enamoré un poco más de él.

Últimamente es un pensamiento recurrente. El embarazo de Haneul me ha vuelto una blanda y ahora cada cosa que hace el kamikaze me hace pensar con más frecuencia que antes lo mucho que le quiero. No es que antes no lo pensara pero... yo que sé, no me daban ganas de besarle tanto ni decírselo tanto como ahora.

De hecho, cuando escucho la puerta abrirse y giro la cabeza para ver cómo entra en casa, vuelvo a pensarlo. No está haciendo nada en especial, solo cargando en brazos con nuestro hijo (que, como deseaba de todo corazón, se ha quedado frito) y haciendo el menor ruido posible para que no se despierte. Sus ojos se abren mucho mientras intenta quitarse los zapatos con cuidado y ni siquiera se esfuerza en ponerse las chanclas para hacer menos alboroto. Es monísimo.

—Está dormido, Rino —me susurra cuando me ve, yo asiento—. ¿Y Haneul?

—Comiendo —digo con el mismo volumen.

—Vengo ahora, voy a dejarle en la cama. —Sonrío porque ahora habla tan tan bajito que casi tengo que leerle los labios. Ni siquiera espera una respuesta, porque, siguiendo con su ritual de «el más silencioso», se va todo lo rápido que puede hasta el cuarto del niño. Para cuando llega, Haneul todavía sigue mamando.

—¿Se ha cansado mucho? —le pregunto cuando se sienta a mi lado, emitiendo un largo suspiro.

—Sí, pero lo he tenido que dar todo, Rino, ahora estoy muerto yo también... —Su brazo rodea mis hombros y no tardo en sentir sus labios aterrizar en mi frente. Normalmente cuando hace eso no tarda más de un segundo, pero hoy se queda demasiado ahí parado—. Rino...

—¿Mmm? —murmuro, todavía sin mirarle.

—¿Estás bien?

—Muy cansada. Y me duelen las tetas.

Outlawed - jjk, knjDonde viven las historias. Descúbrelo ahora