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[Jungkook]

—¿Jung...kook?

Aparto mi móvil de la oreja para comprobar que mi vista no me ha fallado en primer lugar, mi oído en segundo y mis ojos en tercero (otra vez). Y no, no falla.

Son las doce de la noche, Rino me acaba de llamar y lo ha hecho usando mi nombre.

—¿Quién es? No me jodas que quieren que nos cambiemos de compañía de teléfono a estas horas... —pregunta Jimin, que ya va bastante borracho. Bueno, todos lo están. Menos yo, que he decidido no beber nada. Me he dicho que es porque mañana quiero ir pronto a casa de Rino para llevarle la mochila de la cámara, pero también porque así me torturo un poco más con mi comportamiento de esta tarde, con el tema del escritor... Lo que menos me esperaba era esta llamada.

—Es Rinnie... Suena a ella —murmura la novia de Yoongi. No se han ido a follar, así que están muy pegados en el sofá. No están tan borrachos como Jimin, pero van contentillos.

—¿Rino? —pregunto a la vez que me levanto. Porque sé qué va a pasar cuando vean que me pongo a hablar con ella: que se van a reír de mí. Que si me pongo nervioso, que si se me pone cara de tonto... Vamos, que paso. Y aun así, he tenido que tragármelo cada vez que me preguntaban por ella antes de ponerse como una cuba. Igual que me tengo que tragar a Yoongi decir que ya se me había puesto cara de tonto y que su novia es «la más lista». Por suerte, no tengo que presenciar el morreo que sé que viene después.

—¿Por qué... no me llamas... Haerin?

Ahora que estoy alejado del salón (concretamente, con la espalda apoyada en la pared que hay al lado de la puerta de entrada) con los cada vez más ruidosos gritos de mis amigos a un volumen más... normal, puedo escucharla mejor. Parece que se va a poner a llorar de un momento a otro y... que está borracha.

—Porque tú no me llamas Jungkook.

—Acabo de hacerlo... Me gusta... tu nombre...

Borrachísima.

—Vale, Haerin —digo, y ella se ríe cuando pronuncio su nombre. Es una risa aguda que no le pega nada y que juraría no haber escuchado nunca—. ¿Estás borracha?

Es más que obvio, pero tengo que asegurarme.

—Qué vaaaaaa.... Estoy... perfestamente.

Desde luego que sí.

—Lo has dicho mal —le digo para picarla un poco, porque me encanta ver su reacción cuando lo hago. Y porque tengo un poco de curiosidad por cuál va a ser estando borracha.

—Se dice así: pesfetamente.

Me río porque vocaliza mucho y aun así se traba. Y la visualizo perfectamente con un vaso en la mano, el teléfono en la otra y el ceño fruncido. Monísima.

—¿Qué tal la despedida de soltera? ¿Te lo estás pasando bien?

Sé que no está bien que le tire de la lengua cuando parece que está como una cuba (más de lo que la he visto yo nunca), pero... joder, quiero hablar con ella. Y no quiero preguntarle por qué me ha llamado. Lo mismo me cuelga si lo hago, y lo importante es que ha pensado en mí.

—Es una mieeeeerrrrrrrrrda —me responde—. Ven a buscarme...

Estoy empezando a odiar esto de estar colado por Rino, porque mi cuerpo me traiciona. Antes no me hubiese empezado a latir con fuerza el corazón solo porque me dijese eso, pero ahora lo hace. Y no me gusta, porque si oigo mis latidos no la escucho a ella.

—Rino...

—Haerin —me corrige otra vez, y no puedo evitar sonreír.

—Haerin. —Rino hace otra vez otro ruidito y... sí, también me gusta, aunque no le pegue nada—. ¿Seguro que quieres que vaya?

Outlawed - jjk, knjDonde viven las historias. Descúbrelo ahora