Libro 1 Capítulo 4

1.4K 119 19
                                    




El sábado por la mañana, poco después de que alguien le trajera algo para desayunar, abrieron la puerta de su pequeña habitación sin siquiera llamar a la misma.

Se limpió la miga de pan en la comisura del labio cuando un guardia se adentró al sitio, con su mano izquierda descansando en la empuñadura de su espada. Hope no perdió tiempo y se puso alerta, especialmente porque no tenía a mano algo con lo que pudiera defenderse si las cosas se tornaban asquerosas.

En su mente pasaron, de forma fugaz, los cientos de entrenamientos que tuvo cuerpo a cuerpo con algunos soldados jóvenes de la corte inglesa. Había ganado la mayoría, su agilidad era una ventaja de la que podía alardear pero la verdad recaía en que las luchas siempre se habían dado uno a uno y en este caso había tres guardias acompañándola en aquel pequeño recinto.

- Joven Marshall -Prosiguió a hablarle en un tono monótono cuando la pelirroja se limpió las manos, dejando de comer para prestarle total atención. Mentalmente la misma maldecía haber apagado las velas minutos atrás, en el peor de los casos podía haber intentado incendiar a uno mientras buscaba derribar a los otros dos que tenían una apariencia más débil- Ha sido citada en el gran salón por orden de su majestad -

¿El rey? ¿La reina consorte?

- ¿Podría saber la razón por la cual he sido citada? -

Si la corte había descubierto su verdadera identidad Hope no podía permitir que la ejecutaran en público, no podía permitir tal vergüenza a su país. Correría por toda Europa la noticia de que la menor de los Mikaelson, la heredera al trono, había sido patéticamente decapitada a manos del linaje rival de su familia.

- El rey ha tomado una decisión con respecto a tu petición -Le comentó de forma vaga, incitándola a ponerse de pie con un ademan grotesco- Andando, ya pronto sabrás más si te mueves -

Tuvo que fingir que su estómago no se había anudado, que su misión no dependía del orgullo de un hombre viejo y desagradable del cual se había burlado durante las pruebas. Hope podría no haberlo vociferado pero sus ojos, cuando estos yacían sobre los del rey una vez terminaba por derrotar a otro de sus guardias, jamás habían ocultado el desafío y la burla.

Salieron de la habitación una vez Hope se colocó las botas, dándole una última mirada al dormitorio. El hombre, que podía rondar la edad de su tío Kol, caminaba delante de ella a un paso seguro mientras la misma sentía la presencia de los otros dos soldados, poco más jóvenes que ella, tras su espalda. 

Recibió miradas interesantes en su camino al lugar y luego se sorprendió al encontrar que el gran salón estaba vacío, algo que no era normal salvo por petición del rey. No había sirvientes, no había nobles. No había miradas curiosas, no había ruidos.

- Majestad -Hope saludó de forma cordial antes de llevar sus manos tras la espalda, esperando por el veredicto.

El asiento junto al rey estaba vacío, no había rastros de su esposa. Las puertas laterales del salón estaban cerradas, los guardias custodiaban las mismas.

Repasó todas aquellas grandes y pequeñas cosas, anotándolas mentalmente a sabiendas de que eran necesarias de recordar a la hora que tuviera que asesinar a la Delfina.

- Señorita Marshall -El hombre alzó una mano para que los guardias que la escoltaban se formaran a un lado, abandonando su postura tras la joven- Su petición ha, en una reunión del consejo privado, sido considerada esta mañana luego de las habilidades demostradas en las pruebas -

Hope había visto, en sus días de prueba, a varios sujetos bien vestidos que suponía eran consejeros de la corona. Si bien sabía que estos podían intervenir, dando así su opinión con respecto a quien debería tomar el puesto de escolta de la princesa, la decisión final siempre se encontraba en las manos del rey.

Si solo fuera Hope -Hosie 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora