Libro 1 Capítulo 7

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Fue así que tres días después Josette, ciega de aquel extraño sentimiento que luego con el tiempo podía ser descrito como amor, se encontraba suplicando a su hermana para que esta la ayudara a inventar una buena excusa que la hiciera desaparecer del palacio por un par de horas. No es que la Delfina no hubiera estado fuera de la corte antes, había visitado Paris en múltiples ocasiones e incluso de pequeña había viajado fuera del país por cosas que ahora no recordaba muy bien, pero era verdad que en todas esas ocasiones ella tenía de fondo tareas diplomáticas que eran aprobadas por su padre el rey de Francia.

La castaña no tenía siquiera que intentarlo, su padre jamás la dejaría abandonar la seguridad que la corte le brindaba si es que la misma no tenía que hacerlo para cumplir con cosas que solo tenían el propósito de beneficiar a la corona y su imagen. Era por eso, o al menos en gran parte, que Josette había acudido a quien sabía podía brindarle la ayuda que esa mañana requería con tanto fervor.

Elizabeth, sabiendo que ponía su cabeza en juego en caso de que a su hermana le ocurriera algo, negó incontables veces mientras trataba de no caer bajo el encanto de aquellos ojos castaños.

- ¡¿Estás demente?! -Volvió a negar en cuanto su hermana tomó sus manos, insistiendo con mayor entusiasmo- No puedo hacerlo, Josette, lo lamento mucho -

- Si puedes, te has escapado del palacio antes -La Delfina suplicó mientras remarcaba las travesías que su gemela había hecho en los últimos años, esas travesías que Josie muy bien había ocultado a sus progenitores para salvar así el pellejo de su única hermana- Lizzie por favor, debes tan solo escucharme primero -

- Estoy escuchándote, esto es una completa locura -La menor de las princesas quitó sus manos del agarre de Josie, meneando la cabeza mientras volvía a retomar la marcha por aquel desolado pasillo del ala oeste de la corte- Eres la heredera al trono, si tan solo algo llegara a pasarte... -Trató de excusar su decisión, esperando que con eso su hermana no le guardara rencor.

Tomaron el siguiente pasillo a la izquierda, el destino de Elizabeth era el salón anexo al del trono; ahí donde pronto sería servido el almuerzo.

- Tú te convertirías en la próxima reina de Francia -La chica sentenció por ella en un tono alegre, como si con aquello pudiera hacerle cambiar de opinión.

- ¿Estás siquiera escuchándote? Esto no es sobre eso, Josie -Dió una sonrisa falsa cuando un par de nobles pasaron por su lado, saludándolas con una pequeña reverencia- No quiero convertirme en la Dauphine de France, no quiero al trono más de lo que te quiero a ti -

- Si me amas, ayúdame -Vaya, aquello era manipulación en su máximo esplendor- Soy la Delfina de Francia, podría obligarte a hacerlo pero sin embargo estoy dejando que lo hagas por voluntad propia -Vaya, la chica también sabía utilizar su título para salirse con la suya.

Elizabeth detuvo su andar, enfrentando a su hermana metros antes de llegar al gran salón o siquiera al pasillo principal de la corte.

- Padre jamás me perdonaría cubrirte en semejante peligro, lo conoces -Evidenció en un tono suave que remarcaba que aún así estaba considerando el pedido de su gemela- ¿A dónde siquiera vas a ir? -

Josette suspiró de forma visible ante la alentadora pregunta, aquella que muy bien dejaba ver que su gemela estaba analizando la situación.

- Aún no lo sé pero estaré eternamente agradecida si me ayudas a salir de la corte -Susurró mientras tomaba las manos de su hermana, apartándolas hacia un costado del pasillo para evitar el centro donde iban y venían personas con bastante prisa- No puedo hacerlo sin ti, prometo que solo será esta vez -

Si solo fuera Hope -Hosie 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora