Si solo fuera Hope -Hosie 1

Libro 1 Capítulo 20

Hope, aquellos últimos días primaverales de Abril, se vio empujada de forma repentina hacia una pared cercana cuando caminaba por aquel olvidado pasillo en el ala este de la gran corte. Lo normal, considerando la peligrosa situación en la que constantemente se encontraba a causa de su identidad, sería que esta hubiera desenvainado su espada para enfrentar a la persona sin embargo, e incluso segura de que podría llegar a hacerlo con los ojos cerrados, reconoció aquellos delicados dedos que se abrían camino por su cuello desde la parte posterior de su cuerpo.

No era desconocida esa sensación electrizante que recorría su cuerpo; aquel que solo respondía a su tacto. No eran nuevas las eufóricas palpitaciones de su corazón, tampoco lo inestables que sus rodillas se sentían.

Cerró los ojos y soltó una risilla en cuando uno de estos dedos le hizo cosquillas con el ligero roce, erizándole la piel al instante. Aquellas manos pronto terminaron su camino, cubriéndole los ojos desde atrás.

Unos suaves labios se posaron en su mejilla, picoteando el lugar, y luego se arrastraron hasta rozar el lóbulo de su oreja. El corazón se le detuvo por una milésima fracción de segundos, cuando la respiración de la joven le acarició la piel, antes de volver a latir desaforado.

Apretó sus parpados, soltando un suspiro inaudible, y enredó sus pulgares en el borde de su cinturón con un propósito que no logró reconocer.

- ¿Podría ser capaz de reconocerme o requiere de algunas pistas? -Pese a que su voz había bajado un par de tonos Hope no tuvo problema en reconocerla; juraba que jamás lo tendría y aquello era algo que la aterraba.

- Permítame probar mi suerte -Fingió dudar al mismo tiempo en el que una fugaz idea le cruzaba la mente, haciéndola contener una risa- ¿Elizabeth?¿Eres tú, cariño? -

Aquellas manos abandonaron la posición sobre sus ojos, Hope tuvo que parpadear varias veces para adaptarse al luminoso lugar. Sintió un pesado manotazo en su hombro izquierdo que terminó por arrebatarle aquella peculiar carcajada que había estado aguantando, inundando el silencioso pasillo.

- Muy graciosa, Marshall -Josette entornó los ojos en su dirección, observando como la pelirroja se daba la vuelta entre sus bronceados brazos que había logrado ajustar alrededor de su cintura.

Era la primera vez que se veían en lo que iba del día; la Delfina había estado muy ocupada con Penelope a causa de que esta última cursaba lo que Josie había denominado "emoción propia del compromiso". Al parecer, y pese a que Hope no había buscado conocer la situación, la joven había sido pedida en matrimonio por aquel joven del cual se había enamorado en la infancia; lo que vendría a ser todo un logro segundo el miembro más joven de la casa Park ubicada en la bellísima Normandía.

- Vaya, si es que resulta ser la princesa más hermosa -Trató de remediar la situación pese a que la joven sabía que tan solo había sido una broma, sus manos buscando a tientas las de la castaña para pronto entrelazar sus dedos con total naturaleza.

Se sentía dulce, se sentía destinado a ser.

- Como si hubieras visto a muchas princesas -La chica se rió, tirando su cabeza hacia atrás con la bendecida acción que Hope era capaz de presenciar aquella mañana cerca del mediodía.

Si la Delfina tan solo supiera, si Josette tan solo la conociera.

- Estoy segura de que no tengo que conocer a nadie más para saber aquello -

La primogénita de Alaric II rodó los ojos ante el gastado cumplido pero sus mejillas, ardiendo con la intensidad de una viva llama, la delataron.

Había sido elogiada en miles de ocasiones, sí, pero nunca antes había sentido dichos cumplidos. Cientos de Lords habían intentado tener su mano a lo largo de su corta existencia, sí, pero solo una persona había sido capaz de tener su corazón; una pena que esa misma persona no pudiera tener las dos cosas. Josette sabía que su padre jamás consentiría este amor, y no solo porque no beneficiaba a Francia sino porque no creía que las mujeres estuvieran hechas para algo tan complejo como gobernar.