Libro 1 Capítulo 31

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Advertencia:

Puede que este capítulo contenga escenas sensibles para algunos lectores así que ruego precaución al leer la misma incitando incluso a obviarla si esta no resulta beneficioso para su salud

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La celebración terminó por ser exhaustiva, finalizando cerca de las dos o tres de la madrugada cuando el último carruaje se despidió llevando dentro de este a algún duque o marqués que la pelirroja fallaba en identificar pese a que había tenido la inesperada oportunidad de conocer a todos ya que la Delfina le había estado, al igual que en su fiesta de cumpleaños, presentando a algunos miembros importantes de la nobleza. A pesar del gran intento de la castaña, Hope solo recordaba aquellos que eran realmente importantes para la princesa; lo que se podía resumir muy bien en parientes y amigos de la misma.

A lo largo de la noche, para distraerse de Lord Kirby dando vueltas sobre Josette, Hope había mantenido una interesante plática sobre caballos con Lorenzo St John y su esposa la duquesa Bennett quien, a pesar de no compartir sangre con la hermosa reina de Francia, era tía de las gemelas Saltzman al igual que la duquesa Elena Gilbert y su hermano menor; personas con las cual Hope había aprendido algo de agricultura a causa de que la misma yacía de pie próximo a la mesa donde estos habían tomado lugar.

- Me duelen los pies, temo no poder volver a caminar luego de este día -El chico a su lado, de acento demasiado marcado y áspero a causa del cansancio, se quejó provocando un pequeño vaho alrededor de su boca en consecuencia del frío inhumano que hacía fuera de la corte- Mi adorada prometida me ha obligado a hacerle compañía en cada una de las piezas tocadas durante la noche -Agregó medio segundo después, dando un fugaz vistazo a la mencionada.

Elizabeth, que estaba al otro lado del muchacho, le dio un pequeño codazo arrebatándole todo el aire contenido en su cavidad torácica. En una de sus manos traía su antifaz colgando, en la otra el par de guantes que había estado utilizando hasta hacía un par de minutos atrás.

Hope soltó una risa disimulada por debajo de la niebla que inundaba el lugar, la misma opacando algunas estructuras a la distancia.

Los tres se encontraban, hacía ya quince minutos, tomando un poco de aire fresco. Ahora que el movimiento de carruajes se había detenido estaban completamente solos en la terraza, el ruido de sus respiraciones acompañando al silencio que dos por tres se acentuaba.

- Sabes que una princesa no puede bailar sola, padre jamás me lo permitiría -La menor de las gemelas frunció el ceño al tiempo en el que estiraba sus brazos sobre la viga de hormigón.

Hope sabía que así como una princesa no podía bailar con cualquiera, tampoco podía bailar sola. Tenían un montón de reglas que seguir, algunas sin mucho sentido, y siendo honesta le sorprendía que Elizabeth no las hubiera roto considerando que la personalidad rebelde de la misma.

La segunda en la línea de sucesión al trono portaba un vestido poco parecido al de su gemela; especialmente porque llevaba una gran cantidad de brillo que la hacía visible desde kilómetros a distancia. Sebastian, por poner otra notable diferencia a la clásica vestimenta optada por la nobleza, vestía una chaqueta oscura con detalles en dorado que tenían el propósito de hacer juego con el vestido de quien algún día sería su esposa.

- La próxima vez podrías pedir a Hope, la misma se ve lo suficientemente educada como para no rechazar la propuesta -El chico de ojos claros se encogió de hombros, buscando librarse de la siguiente situación pese a que la próxima festividad no sería hasta dentro de tres meses que era cuando la reina de Francia cumplía años.

Si solo fuera Hope -Hosie 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora