Libro 1 Capítulo 39

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Habían pasado diez días desde que los soldados interceptaron al mensajero infiltrado, y tan solo horas desde que Josette le había pedido a Hope una cita oficial. Habían salido juntas en múltiples ocasiones, sobre todo porque aquello era parte del trabajo de la pelirroja, pero no estaban seguras de si a aquellas oportunidades se les podía denominar cita como tal ya que ninguna antes lo había mencionado u organizado con dichas intenciones.

La princesa de Gales aun sentía las mariposas haciendo escándalo en su estómago, también a su corazón decidiendo ser parte de una maravillosa orquesta. Aquel día fue la primera vez, al menos en mucho tiempo, que no sentía remordimiento por la decisión tomada. No había, ni por un solo segundo, pensado en su familia y todo el daño que habría causado a los mismos con su repentino cambio de lealtad.

- Entonces es una cita, ¿no? -Sebastian golpeó su espada contra la de ella, lejos de atacarla ya que la pelirroja ni siquiera estaba en posición defensiva sino de pie con los brazos a los lados de su cuerpo.

La chica parpadeó, saliendo de sus pensamientos, y con bastante pereza levantó la mano en la que portaba la espada. No era noticia, mucho menos sorpresa, de que no estaba muy metida en el entrenamiento de aquella mañana.

- Es lo que dijo, sí -Respondió mientras se tomaba el tiempo, sobre todo la enorme molestia, de calcular los posibles movimientos que el marqués podría hacer en su contra.

En su opinión tenía, siendo honesta y sin ganas de ofender, cosas mucho más importantes en las que centrarse aquel día.

- ¿Estás nerviosa? -El joven cuestionó provocando que Hope frunciera el ceño, por un segundo creyendo que la pregunta solo era una estrategia para ganar. Hope no lo estaba, por lo menos no hasta que este lo mencionó de una forma en la que sugería que debía estarlo- Me dieron la mano de Elizabeth cuando ambos éramos pequeños pero no nos conocimos en ese entonces sino que lo hicimos tiempo más tarde, poco antes de un evento importante de la corona. Ese día, Hope, estaba muy nervioso -Se encogió de hombros, arrastrando su mano por su cabello castaño para tirar de este hacia atrás ya que obstruía su vista.

A pesar de ser unos meses mayor que Hope, Sebastian era un chico robusto y aquello lo hacía parecer mucho más grande.

- Si pero las gemelas son dos personas distintas, Josette infunde tranquilidad -Hope apuntó y el marqués pareció comprender sin mucho problema, casi como si él también hubiera llegado a la misma conclusión mucho antes que la pelirroja; lo que podía ser probable.

Por otro lado Hope creía que la relación que tenía con la castaña era tan natural hasta el punto de encontrar extraño la idea de ponerse nerviosa a su alrededor. Era una mentira algo parcial, sus piernas habían temblado en alguna oportunidad a causa del acercamiento entre ambas pero acreditaba aquello al deseo y no al miedo en sí porque al final del día ella era una Mikaelson y no existía nada en el mundo que pudiera hacer temblar a los mismos.

- ¿Eso significa que no lo está? -El marqués de Bretaña, inconforme con la respuesta, volvió a preguntar con su rostro ligeramente ladeado al tiempo en el que blandía su espada con poco cuidado.

A esta altura, pese a que se movían por la habitación chocando sus espadas en algún que otro momento, ninguno de los dos entrenaba realmente ya que se encontraban más centrados en la conversación.

- Temo que mi opinión cambie si sigue usted preguntando -Hope gruñó al tiempo en el que intentaba golpear el lado izquierdo de Sebastián, desequilibrándolo.

El chico se recompuso en un abrir y cerrar de ojos, una sonrisa burlona naciendo a partir de una de sus comisuras. Le guiñó un ojo, la princesa de Gales bufó antes de apuntarle con la espada en medio de una amenaza silenciosa.

Si solo fuera Hope -Hosie 1Where stories live. Discover now