25.

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Pasé tres días de pesadillas, y no solo mientras dormía, sino en mi vida consciente, reuniones con inversores, encuentros públicos del brazo de Jack, cenas en la casa de mis padres. Todo sin rechistar y siendo obediente, mi cuerpo no resistiría otra golpiza tan pronto, las marcas en mi estómago aún son sensibles y me duelen hasta para caminar.

La pero parte hace tres días que no la veo, no he estado casi en la empresa y no contesta mis mensajes, le escribí los tres días, preguntando cómo estaba, y la respuesta fueron las malditas tildes teñidas de azul.

Una parte mía insistía en que me aleje y deje a esa mujer ser feliz lejos mío, no había nada bueno que aportar a su vida. Pero otra parte la más egoísta me suplicaba que no la deje ir, que insista que era lo mejor que le había pasado a mi vida, que fue lo mejor de mi pasado, que es lo mejor de mi presente y que seguramente sería lo mejor de mi futuro.

Soy un mar de contradicciones, su llegada me devolvió las ganas de vivir, y a la vez me restregó el tiempo perdido, la miseria en la que me encontraba estancada.

Muchas veces me pregunté qué diría Phill si supiera de mi vida, seguramente me atormentara a preguntas para que de una vez por todas me aleje de esto y me elija a mi en vez de a mi madre. Tenía bien en claro que esa era la salida de todo esto, dejar que Lilian se hunda en sus elecciones, pero era tan fuertes las sensaciones de culpa que me consumían cuando solo pensaba en dejarla, que siempre me imposibilitaron a tomar decisiones. Es mi madre, que clase de personas dejaba a su mamá morir en manos de su padre. Solo un monstruo.

Era la primera vez en tres días que entraba a la empresa en un horario laborable y no para dormir.

-Señora Spheer, que milagro verla en horarios mundanos-

-No tengo tiempo para esto Grace- la deje hablando sola mientras entraba a mi oficina, está demás aclarar que ella me siguió.

-Lena, lo siento, pero no te acomodes mucho, hay una situación en los laboratorios, y creo que deberías bajar-

-¿Una situación? ¿están todos bien?- tiré la carpeta sobre el escritorio, y comencé a caminar rápidamente hacia los ascensores, Grace me seguía de cerca.

-Si, solo un tema con algo de la luz, y no se quien se lastimó la mano, está viniendo la ambulancia-

-¡¿Ambulancia?!- la preocupación se había apoderado de mi, golpeaba los botones del ascensor como si así mágicamente las puertas se iban a cerrar más rápido -¡¿Qué diablos pasó?!- Grace quedó del otro lado de la puerta, los segundos que tardó la máquina en llegar hasta abajo me parecieron horas.

Salí corriendo ni bien pude, abrí la puerta con fuerza.

Me encontré de frente con tres hombres parados mirando a Kara sentada en una silla con la mano en alto mientras le goteaba sangre de su muñeca.

-¡Kara!- grité y me arrodille frente a ella, corriendo a todos los demás en el camino. -¡Dios! ¿estás bien cariño?- el apelativo cariñoso se me escapó sin poder controlarlo. Sus ojos estaban teñidos de lágrimas del dolor.

-Si... solo duele- tomé con cuidado su mano lastimada.

-Dox, traeme gazas del botiquín, y algo de peróxido para desinfectar- no despegué mis ojos de ella. -¿Qué pasó?- le pregunté dulcemente, sus lágrimas ya no caían, me miraba intensamente, yo no hacía más que acariciar al costado de su herida, mientras esperaba las cosas para curarla. -La ambulancia está en camino, te pondrás bien, tranquila-

Dox me dió las cosas, y sin levantarme del lugar comencé a limpiar la herida con las gasas y el líquido marrón. Una vez la herida quedó a la vista, acerqué mis labios para soplar la herida aliviando el ardor. Kara tembló, y ahí me dí cuenta de la escena que estaba haciendo, los tres hombres miraban todo sin respirar, no podía alejarme de ella. No se cuantos minutos pasé soplando y limpiando la sangre que salía cada vez más lentamente de su corte, cuando un paramédico entró en los laboratorios.

Me obligaron a dejarla.

Tuvimos que salir unos minutos para que la curaran, yo caminaba afuera como gato enjaulado, verla con lágrimas en los ojos, y la sangre goteando, me había llevado a lo más alto de preocupación.

-Lena- miré a Dox que me hablaba apartada de los otros dos. -Tranquilízate, que no fue nada, solo se cortó, ya la están curando, no te va a demandar-

-¿Demandar?- me desconcertó.

-Si, ¿no es por eso que estás tan preocupada?- él llevó una de sus manos a la nuca.

-Claro que no, ella me preocupa, no soportaría que le pase algo- las lágrimas nuevamente subieron con rapidez a mis ojos, me alejé porque no podía permitir que me vieran llorar y una ronda de preguntas que no podía responder empezara por parte de Dox.

Cuando la puerta se abrió me abalancé para poder ver que ella estaba bien. Kara sonreía mientras le agradecía a uno de los enfermeros. Mi corazón se tranquilizó, ya no había lágrimas por su rostro.

No me importó la cordialidad, ni los protocolos, dejé que Dox se encargara de los profesionales, a mi solo me importaba ella.

-¿Estás bien?-

-Estuviste llorando- me dijo a forma de respuesta.

-Solo... solo me preocupé- algo parecido a una sonrisa se formó en su rostro, pero no llegó a ser tal. -¿Estás bien?- insistí.

-Si, estoy bien, solo fue un cortesito, me dieron tres puntos, no debo mover mucho la mano por al menos tres días- ya había dicho que ella era como un imán, bueno su energía me absorbió y sin darme cuenta ya había ocupado todo su espacio personal, y le había tomado la mano para verla de cerca.

-¿Cómo pasó esto?- no podía soltarla, y ella no se apartaba.

-Hubo un parpadeo en la luz, me desconcentro, y lo próximo que sé, es que me había incrustado uno de los tubos de ensayo- se encogió de hombros, y se soltó de mi agarre en el proceso.

Sentí frío.

-¿Puedo hacer algo para que te sientas mejor?- necesitaba de ella, no quería dejarla ir aún.

-No, Lena, de verdad que estoy bien, solo voy a terminar con unas ecuaciones y me voy a ir a casa-

-De ninguna manera, te vas a descansar y cuidaras de esa mano Kara, no voy a permitir que continúes trabajando- ella ahora si sonrío.

-Cómo usted diga jefa- cuando quiso pasar por mi costado, la tomé de la mano sana suavemente, ella se frenó en seco, no la solté, tiré de ella más cerca.

-¿Tienes a alguien que te ayude estos días?- mi miro confundida. -Por lo de la mano-

-Si, no te preocupes por mí, ya tienes demasiado- ese nudo que me acompañaba a todos lados volvió a subir a mi garganta, lo empuje para poder ser sincera con ella.

-Eres lo único que me preocupa Kara, en lo único que pienso todo el día, y no desde ahora, que estás aquí, ha sido así por estos cinco años-

-Señora Spheer muchas gracias por su preocupación pero estaré bien- ella tiró de mi mano para que la mirara, y se me acercó al oído cuando iba a pasar por mi lado. -Ya hablaremos- susurró electrizándome completamente.

Cuando se fue no entendía qué había pasado, hasta que me di vuelta y vi a mi querido padre parado en el marco de la puerta. 

Impulso - SupercorpWhere stories live. Discover now