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Estaba sola en la habitación, hacía unos minutos que había vuelto a despertar, estaba tentada de tocar el timbre que me comunicaba con los enfermeros, no porque los necesitara, sino que la angustia de no saber qué diablos estaba pasando fuera de este cuarto se estaba apoderando de todo mi ser.

Las palabras de amor de Kara y su promesa de estar junto a mi, pase lo que pase, me llenaban de alegría, pero a la vez era tanto el miedo que sentía, el poder de Jack y Lionel es inmensurable, no hay forma de que ella o yo solas, podamos enfrentarlos, y se que serían capaces de cualquier cosa si alguien se atreviera a meterse entre sus planes.

Las costillas ya no dolían tanto al respirar, estaba segura de que podría hablar, siempre y cuando sea con tranquilidad. 

Cuando iba a tocar el timbre, la puerta se abrió.

-Lena, estás despierta- Lionel entró solo, no pude ver si había alguien más afuera. El se sentó a mi lado en la silla, y me miraba pensativo. -Sabes, cuando naciste no estaba preparado para ser padre, y creo que nunca lo estuve- lo miré desconcertada, a qué venía todo esto. -No estoy acá ahora pidiendo perdón, solo que las circunstancias apremian, y necesito que juegues en mi equipo hija-

-¿De qué hablas?- susurre lentamente sin perder la tranquilidad para poder hablar.

Lionel se paró y se puso a los pies de la cama, sosteniendo con sus manos los barrotes grises.

-El idiota de Jack desapareció de la faz de la tierra, alguien filtró en la prensa que te había molido a golpes, tienen tu parte médico en todos los medios de comunicación, hay cadenas de oración por tu recuperación y un movimiento mundial en las redes sociales pidiendo el despido de tu marido ya mismo- Lionel suspiró, y yo no podía creerlo, ¿acaso este sería el fin de mi pesadilla?. Pero no podía confiarme, mi padre quería algo de mí, de otra manera él no estaría aquí hablando así.

-¿Qué quieres?-

-Sabía que habías heredado mi inteligencia, Lena voy a tirar a Jack debajo del puente, declararé en la prensa de que no sabíamos nada de los golpes, ¿Por qué; qué clase de padre dejaría que golpeen a su hija?- hijo de puta, eso era lo único que pasaba en mi mente, es un maldito hijo de puta. -Expondré al mundo las cosas sucias que ha hecho desde que es senador, y mi abogado ya tiene preparado tu divorcio, cómo él cometió injuria y violencia nos vamos a quedar con toda la empresa, ya nada será de los Spheer, y en el proceso voy a desvincular todo lo ilegal dejándolo caer sobre tus suegros- lo miraba desconcertada, era maquiavélico, parecía que esto lo tenía pensado hace mucho tiempo. -¿Tu creías que no tenía un plan B por si el idiota hacía todo mal?, me molesta, porque tenía tantos planes con él en la política, pero bueno, ya vendrán otras posibilidades- se lo veía tan tranquilo, y la impotencia iba creciendo en mi cuerpo, saldría impune, quedaría como el puto padre afligido del año. -Y tú Lena, solo tendrás que quedarte aquí internada por una semana, y no hablar con la prensa de nada, de eso me voy a encargar yo, eso es lo único que necesito de ti por ahora, que cierres la boca-

-Ok- qué más podría decirle, al menos sacaría a Jack de mi vida.

-Bueno ahora otra cosa, hay cuatro personas afuera que dicen ser tus amigas, a la secretaria la conozco, las demás no se quienes son, y debo dejarte bien en claro que más te conviene que hagas que cierren la boca, que ninguna vaya a decir nada, porque Lena, sino tú y tu madre son personas muertas, y la que hable de ellas no volverá a vivir en paz en esta tierra, las perseguiré y haré de su existencia lo más miserable que te puedas imaginar, no se desde cuando tienes amigas, pero se ve que el inútil de Jack no hizo ni eso bien, y mira que le explique cómo se debe aislar a las mujeres para que te sirvan y no molesten, pero ni para eso ha servido el condenado- el odio que acumulaba hacia Lionel no paraba de crecer con cada palabra que decía, debía hablar con las chicas, porque sé que cumpliría con sus amenazas. -Ahora no puedo alejarlas, porque serían una bomba a punto de estallar, así que jugaremos bien nuestras cartas hija, yo seré el padre amoroso que el mundo cree, y tu una hija devota que ama a su papá por sobre todas las cosas, y tus amigas deberán creer eso- lo que él no imaginaba es que tres de ellas conocían todos sus maltratos desde hacía más de cinco años, y por el bien de todas esperaba que no quisiera averiguar de dónde nos conocíamos. -¿Estamos de acuerdo Lena?-

-Si-

-Bien, ahora me voy a ir, los periodistas afuera están hambrientos, ya envíe a tu madre a casa, no confío en ella para nada importante, tus amigas no quisieron irse, así que ya sabes lo que tienes que hacer, ni una palabra de lo que hemos hablado, compórtate y nadie saldrá lastimado- asentí, no quería hablar con él, no tenía nada que decir, o al menos nada que me ayude en este momento.

Sin decir más se retiró de la habitación, y volví a respirar con cierta tranquilidad. El era una basura, de lo peor que podría existir en la tierra, pero no quería ver todo negro, tenía una salida. Me iba a divorciar, Jack no estaría más, eso ya era suficiente por ahora.

La puerta volvió abrirse a los minutos de su salida, y cuatro personas entraron en ella llenándola de luz, sus sonrisas eran contagiosas, y no pude dejar pasar las lágrimas en los ojos de Sam.

-Ven, abrázame- le supliqué con la voz rasposa. Ella no lo dudó y suavemente se aferró a mi cuerpo sin apretar.

-Dios, te he extrañado tanto, nunca te saqué de mis pensamientos Lena, siempre te recordé, y mira que cuando salí del psiquiátrico busque información tuya, pero era como si Lena Luthor nunca hubiera existido- intente explicarle, pero ella se me adelantó. -Ya, ya sé todo, Kara me explicó el cambio de apellido y esas cosas- dejó un beso en mi frente antes de separarse. Alex y Kara me miraban desde la punta de la cama, Grace se acercó a mi lado.

-No sabes el revuelo que hay afuera Lena, no tienes una puta idea del circo que se ha montado y el hijo de mil putas de Jack va a caer Lena, te lo prometo, no va a salir impune de lo que te hizo- Grace tomó mi mano, la apretó y se apartó.

Alex y Kara se acercaron cada una a un costado de la cama en la cual me encontraba, la sonrisa suave de Kara y sus ojitos brillantes me regalaron calor al alma. Alex tomó mi hombro izquierdo.

-La policía lo está buscando, no lo encuentran por ningún lado, pero se labraron denuncias de oficio, así que está acorralado-

-Gracias Alex- necesitaba hablar con ellas de lo que había pasado con Lionel.

-Lena, ¿Cómo te sientes?- miré sus ojos azules brillar, la amaba. Quería gritarlo.

-Bien estoy bien, pero necesito hablar con ustedes cuatro de algo importante- respire profundamente para calmar el dolor que me producía el esfuerzo de hablar mucho. Kara acarició mi mano.

-¿Es necesario que sea ahora?- seguía preocupada por mi estado.

-Si cariño tiene que ser ahora- 

Impulso - SupercorpWhere stories live. Discover now