Capítulo 1: Dudley Dursley's Demands

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La familia Dursley estaba sentada viendo la televisión, era fin de semana y estaban como cualquier familia normal. Pasando tiempo juntos, Petunia y Vernon sentados con una taza de té en las manos, Vernon y Dudley sentados con un paquete entero de galletas en el regazo. El chico al que ignoraban intentaba confundirse con la pared de la esquina. Las piernas le temblaban por el esfuerzo de intentar mantenerse erguido. Estaba muy cansado, muy hambriento y dolorido. Dudley había visto a su padre pegar a Harry y desde entonces había aprovechado cualquier oportunidad para hacer lo mismo. Cuando le pillaban haciéndolo, no recibía ni siquiera una reprimenda, por lo que Dudley suponía que era libre de hacerlo. Había estado pateando las piernas de Harry, que ahora estaban llenas de moretones. Estar en un rincón viendo a sus parientes atiborrarse de galletas y sentarse a ver la televisión hacía que el corazón del pequeño se apretara con dolor. A veces el niño deseaba haber muerto en el accidente que se cobró la vida de sus padres, tal y como los Dursley siempre insistieron en que debía haber sucedido.

-¡Mamá, papá, quiero ir allí!"- exigió Dudley, al ver un anuncio de una feria que se abría en Cokeworth. Petunia se puso pálida, sólo con oír hablar del lugar era suficiente para que se estremeciera de asco. Puede que se haya criado allí, pero Petunia nunca había sido feliz, llevaba tanto tiempo amargada que no recordaba los momentos felices. Sus padres estaban enterrados allí; nunca había ido a sus tumbas. Odiaba el hecho de que adularan a Lily y nunca la vieran como lo que era. Miró al chico con el rabillo del ojo; sin duda habrían hecho lo mismo con Potter. Su labio se curvó con repugnancia, bueno se aseguraría de que el chico supiera su lugar, supiera lo que era. Para cuando terminaran con él, nunca lo olvidaría. La feria se celebraba una vez al año; sus padres los habían llevado a todas cuando eran más jóvenes.

-¡¿Qué te parece, Petunia?!-, retumbó Vernon, mirando a su hijo con orgullo, no parecía importarle que su hijo de cuatro y pronto cinco años le exigiera con tanto enfado.

-¿Tenemos que hacerlo?- preguntó Petunia, prefería no ir en absoluto.

-¡QUIERO QUE VENGA PIERS! Quiero ir todas las noches, mamá, por favor-, gritó Dudley, con los ojos azules llenos de lágrimas, lo que hizo que Petunia se apresurara a ir a por él y a calmarlo, llamándolo con toda clase de nombres enfermizos... o dulces. Diddy dums surgió muchas veces, ella le prometió que lo dejaría ir, que tendría que esperar hasta que la feria estuviera en la ciudad, que coincidía con el cumpleaños de Dudley. Quizás también llevaría a Dudley a ver a sus abuelos. Tal vez ahora sus padres entendieran lo que ocurría con los frikis.

-¿Y el friki?-, preguntó Vernon, que ni siquiera dedicó una mirada al niño de su misma edad que temblaba en una esquina. Así que no notó que el niño de ojos verdes se estremeció al oír el nombre con el que se dirigían a él. Ni siquiera sabía su propio nombre, todo lo que le llamaban era "Friki", "Niño", "eso" y algunas veces Potter cuando estaba en serios problemas.

-La asquerosa de Figg puede vigilarlo- dijo Petunia olfateando con desdén.

-¡SÍ!- animó Dudley, con las lágrimas olvidadas.

Al elegir volver a su ciudad natal estaba comenzando, sin saberlo, toda una nueva vida para un sobrino que nunca había reconocido. Lástima que para Dumbledore, el Voto que Severus Snape le había jurado, entraría en vigor de una manera que nunca hubiera imaginado.

Muy por encima del cielo, una mujer de pelo rojo fuego sonrió por primera vez desde que había muerto. Susurró una frase al viento, sabiendo que no sería escuchada, pero diciéndola de todos modos: -'Pronto, hijo mío, conocerás el amor y serás libre'-, y no había nadie más en el mundo que ella hubiera elegido. Ay de todos los que se atrevan a intentar hacer daño a Harry. Si lo hacían Severus Snape iba a hacer caer el mismísimo infierno sobre ellos para defenderlo.

No es que el hombre vestido de negro tuviera ni idea, en ese momento estaba dando clases a los alumnos de Hogwarts. Esperando ansiosamente hasta poder volver a casa, aunque fuera a una casa destartalada en la que había pasado una infancia miserable. El destino y la vida les había puesto en un nuevo camino. Sólo quedaba decidir qué harían con esa oportunidad y con su vida.

THE VOW AND ITS CONSEQUENCES Where stories live. Discover now