Capítulo 15: An Unlikely Trio Part Two

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Severus observó a la mujer que tenía enfrente, que era la personificación de la calma. No parecía molestarse lo más mínimo por haber sido llamada de su trabajo y enfrentarse a tres personas, dos de las cuales pertenecían a las fuerzas del orden. Normalmente, incluso la gente inocente se sentía como si hubiera hecho algo malo cuando veía a un agente de policía. Eso les ponía a la defensiva, preguntándose de qué se les podía acusar, aunque no hubieran hecho nada. Afortunadamente para Tara, Severus pudo ver a través de sus "máscaras" que en realidad estaba bastante preocupada. No por ella misma, sino por un niño, un niño que podría haber echado de menos y que la hacía sentir como un fracaso. Intentaba no reaccionar de forma exagerada, por supuesto, hasta que no supiera exactamente lo que estaba pasando.

-Durante el proceso de esta entrevista, todo lo que diga será grabado ¿entendido?- preguntó Severus colocando la grabadora digital muggle sobre la mesa. Lucius no entendía lo que era, pero Minerva y Severus sí. Ambos se habían criado en el mundo muggle; ambos tenían un padre no mágico. Sin embargo, habían tenido infancias muy diferentes, mientras que el padre de Minerva había aceptado a su hija como bruja, el de Severus no. La hermana de Minerva no había sido mágica, pero se habían llevado bastante bien.

-Sí-, dijo Tara, asintiendo con la cabeza, su pie dejó de golpear, era un hábito nervioso que tenía desde que era una niña. Se había metido en problemas en la escuela a menudo debido a ello; el constante golpeteo había distraído a sus profesores.

-Por favor, diga su nombre en beneficio de la conversación-, dijo Severus, mientras decía sus nombres "falsos" y su profesión "falsa".

-Tara Digby, trabajadora social del Ayuntamiento de Surry-, dijo Tara respirando profundamente sintiéndose muy turbada. No pudo mantener la boca cerrada por más tiempo, tenía que preguntar. -¿Qué está pasando? ¿De quién se trata?-.

-Creo que has visitado al señor y a la señora Dursley un total de ocho veces ¿es eso cierto?- preguntó Severus, apenas capaz de contener su furia.

-¿Los Dursley?- preguntó Tara, frunciendo el ceño, sí podía recordar haberlos visitado. La primera vez era muy confusa, no podía recordar mucho de ella. Sí que recordaba haber regresado aquí y haber presentado un informe, en el que se decía que los dos chicos estaban bien. -Sí, he estado allí-, dijo, esforzándose por recordar por qué tenía recuerdos tan borrosos de esa familia. Podía recordar a la primera familia que había visitado, ¿cómo es que no podía recordar mucho después de haberlos visitado ocho veces? ¿Y por qué demonios no le había molestado esto antes? ¿Se había golpeado la cabeza hoy o algo así? Empezaba a parecerlo.

-¿Puedes hablarnos del primer encuentro?- inquirió Minerva, viendo que Severus no iba a hablar, si acaso parecía más bien perturbado por algo.

Respirando hondo sabiendo que era importante, comenzó a describir lo que podía recordar. -Conduje hasta Privet Drive, y me senté en el coche a observar la casa durante quince minutos. Nos gusta observar nuestros alrededores y, si es posible, ver a los niños antes de declararnos allí. Desgraciadamente, no podemos ver a los niños a solas, las posibilidades de que un niño admita el abuso son casi nulas, especialmente con sus abusadores allí. Sólo podemos observar y aprender lo que podamos de ello. Vi a dos niños, jugando, pero cuando le pregunté quién era, me dijo que se llamaba Piers, así que no era el señor Potter el niño al que me habían enviado a ver-.

-Continúa-, dijo Minerva, enviando a la pobre mujer una mirada comprensiva, parecía que realmente le costaba recordar. El hecho de que Severus estuviera tan callado, le hizo pensar que tal vez ella no tenía la culpa.

-Les dije quién era, y me dejaron entrar inmediatamente y parecían muy acogedores, pero ligeramente enfadados de que alguien les acusara de algo. Algo que por supuesto he visto a menudo, no me tomo nada a pecho. Pensé que tal vez las personas que llamaron estaban preocupados por su peso tal vez. Su primo, ¿no? Sí, era extremadamente obeso. Me guiaron por la casa, me la enseñaron por todas partes....-, dijo Tara, y sin darse cuenta surgió un recuerdo que había olvidado. No tenía ni idea de que el hombre que estaba sentado frente a ella estaba quitando los amuletos de la memoria que había colocado en su persona. Tara jadeó, ¿cómo podía haberlo olvidado? Era inconcebible para ella. -Me di cuenta enseguida de que sólo había una cama en la habitación que, según Petunia, compartían su hijo y su sobrino... ¿cómo he podido olvidarlo?-, estaba inconsolable.

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