Capítulo 7: Healers And News

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Severus ni siquiera echó un vistazo a su alrededor, normalmente lo haría, pero estas eran circunstancias diferentes y difíciles. Agradeció que los Pavos Reales no estuvieran fuera y deambulando, ya tenía suficiente con su mente como para evitarlos o pisotearlos también. La mansión Malfoy era una vista impresionante, era obvio para todos que les gustaba mostrar y presumir de la riqueza que tenían. Probablemente de ahí había sacado Lucius su molesta costumbre de sentirse superior por tener mucho dinero. A decir verdad, Lucius probablemente no era el sangre pura más rico que había, tal vez en las Islas Británicas. Uno nunca sabría que la mayoría de las brujas y los magos no presumían de su dinero, era bastante peligroso hacerlo. Es lo que había llevado al padre de Lucius a ser reclutado, e inevitablemente a su hijo. Menos mal que Lucius tenía una mente astuta y buenos instintos cuando compraba porcentajes de negocios y, por supuesto, hacía inversiones. Las inversiones y los negocios casi siempre daban resultado. Severus se sacudió los pensamientos, no debería estar pensando en Lucius y su mente astuta cuando Harry estaba extremadamente herido.

-Lady Narcissa alguien está en la puerta-, dijo Dobby.

-¿Quién es?- preguntó ella mirando con curiosidad, había estado observando a su hijo usar su escoba de juguete. A pesar de que no podía alejarse más de cinco centímetros del suelo, seguía preocupada por él innecesariamente. Las paredes y el suelo estaban acolchados para protegerlo de cualquier daño. Seguía sin perderlo de vista a pesar de que el elfo doméstico de su marido se estaba impacientando.

-Maestro Snape-, contestó Dobby haciendo una pequeña reverencia, esperando su siguiente orden.

-Abre la puerta y déjalo entrar de una vez-, exigió Narcissa, le tenía mucho cariño a Severus. Tenía un sentido del humor perverso. No tenía miedo de enfrentarse a Lucius, lo que hacía que a ella le gustara más. No mucha gente se enfrentaba a su marido, y se dio cuenta de que Severus era el único amigo verdadero de Lucius. Los demás no eran más que unos miedosos morenos que intentaban hacerse con la gracia de Lucius. Por eso había nombrado a Severus padrino de Draco; por desgracia, Draco no tenía madrina. Narcissa no tenía ninguna amiga a la que pudiera confiar la vida de su hijo.

-Sí, mi señora-, dijo Dobby antes de desaparecer una vez más, reapareciendo en la gran y pesada puerta que custodiaba la Mansión Malfoy. Enormes puertas de roble, pesadas y protegidas de todos los hechizos que pudieran ver a alguien entrar en su casa. Como "Alohamora" y los hechizos explosivos que arrancarían las puertas de sus goznes. Dobby chasqueó los dedos y las puertas se abrieron, justo cuando Dobby vio que Severus subía los escalones con bastante rapidez. En sus brazos llevaba la pequeña figura de un niño, Dobby lo observó alarmado. Su curiosidad, seguía ahí a pesar de su entrenamiento.

-Trae a Lucius ahora-, dijo Severus una vez que divisó a Dobby.

-El maestro Malfoy no está en casa maestro Snape- dijo Dobby, el maestro Malfoy era su maestro, pero él llamaba maestro a Severus en honor a su título. Era el Maestro de Pociones más joven de Gran Bretaña y el título merecía respeto. Era muy respetado en la comunidad de pociones, y Dobby tenía muchos amigos y familiares que servían a la gente de la comunidad.

-Narcissa entonces-, dijo Severus, apenas pudiendo evitar gruñir al elfo doméstico, sabía que no era culpa de los elfos. De hecho si fuera Narcissa en eso podría ir todo mucho mejor.

Dobby desapareció sin decir nada más, no quería dar largas, era evidente por la cara del maestro Snape que esto era importante. Lo sabía porque normalmente Severus no lo miraba de esa manera. Tal vez tuviera algo que ver con el niño que tenía en brazos. -El maestro Severus la necesita en el vestíbulo de inmediato Lady Narcissa-, dijo Dobby en cuanto apareció en la sala de juegos de Draco.

THE VOW AND ITS CONSEQUENCES Where stories live. Discover now