Capítulo 23: The News

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Un elfo doméstico trajo los refrigerios, mientras Severus y Minerva se ponían cómodos, sentados en sillas ya que Harry ocupaba el sofá. Por suerte, el salón era lo suficientemente grande como para ocupar a una docena de personas. Severus les sirvió los cafés consciente de cómo Minerva tomaba el suyo. Llevaba años trabajando a su lado, no era de extrañar que lo supiera ya que siempre observaba su entorno.

-¿Esperas compañía?- preguntó Minerva aceptando su taza; evidentemente Severus no era el único que prestaba atención. Había otra taza en la bandeja,

-Sí-, respondió Severus divertido.

-Los Dursley han sido arrestados- dijo Minerva en voz baja, por si las orejitas intentaban escuchar. A pesar de ello su cara estaba llena de rabia, cómo quería retorcer el cuello de Dumbledore, y de los Dursley también llegado el caso.

-¿Ya?- preguntó Severus con los labios crispados por la diversión. Desde luego Lucius no perdía el tiempo, al menos cumplía con su palabra. Iba a convertir sus vidas en un infierno; la muerte era demasiado buena para aquellos bufones abusivos. Se arrepentirían del día en que decidieran levantar una mano contra un mago, especialmente uno que él había jurado proteger.

-Toda la calle estaba alborotada con la noticia-, respondió Minerva.

-¿Cómo se lo está tomando Dumbledore?- inquirió Severus, -Sírvete tú mismo- añadió, tomando él mismo unas galletas, no había almorzado y dudaba que tuviera la oportunidad. Tampoco le gustaba el hecho de que Harry no lo fuera a hacer, pero estaba agotado. Severus no iba a despertarlo para comer.

-Sencillamente, está perdido-, dijo Minerva, -no creo que Albus sepa funcionar cuando las cosas no salen como él quiere-.

-Supongo que no lo sabe-, reflexionó Severus con ironía. Dumbledore odiaba no tener el control, es algo que había notado a las pocas semanas de trabajar para él. Por alguna razón el viejo loco tenía que controlar todo, al Ministro, a su personal y a la orden. Incluso probablemente intentaba controlar al Señor Tenebroso, pero sin éxito.

La chimenea volvió a cobrar vida y un mago rubio de pelo largo entró, su bastón fue el único ruido que hizo al sentarse.

-¿Qué está pasando?-, preguntó Lucius, ¿había salido algo mal en sus planes? ¿Era por eso que se había convocado esta reunión? Esperaba que no, había puesto mucho dinero para que los Dursley pagaran por sus crímenes.

-Llevé a Harry a su escáner antes-, dijo Severus conflictivamente, el viejo argumento de involucrar a Lucius Malfoy saliendo a la luz. ¿Se atrevía a decírselo? Hizo lo que tenía que hacer por la familia, ¿y si lo traicionaban? Por desgracia, sabía que no podía hacerlo solo. Bueno, no solo y cuidar a un niño de cinco años, era imposible. Sacudiendo su varita lanzó un hechizo silenciador alrededor de Harry, no quería que el niño escuchara esta conversación bajo ninguna circunstancia.

-¿Supongo que has averiguado lo que era?- preguntó Lucius pensativo, inclinándose hacia delante con los dedos alineados bajo la barbilla. Había estado en su mente desde que el sanador lo descubrió, era menos preocupante que descubrir el candado de la magia de Harry. Claro que era más preocupante por QUIEN se lo puso que por el hecho de que ESTABA en él.

-Era una parte del alma del Señor Tenebroso-, dijo Severus con gravedad, volviéndose a mirar a Minerva cuando su platillo sonó.

-Eso es imposible-, dijo Lucius un poco asustado, poco sorprendido por la cantidad de veces que había usado la maldición asesina a lo largo de los años.

-Eso es exactamente lo que dije-, dijo Severus sombríamente, -Entonces los duendes me hicieron partícipe de una información francamente impactante-.

THE VOW AND ITS CONSEQUENCES Where stories live. Discover now