Capítulo 36: Slytherin locket

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Lucius frunció los labios cuando el elfo doméstico hizo acto de presencia, no sólo era asqueroso sino que tenía una boca a la altura. Estaba llamando a Sirius Black con todos los nombres bajo el sol con una voz sibilante, esa cosa no servía para nada y debería haber sido sacrificada hace mucho tiempo. Parecía que Black no había exagerado precisamente cuando se trataba de la repugnante criatura ni un ápice. Volviéndose a mirar a Severus, se dio cuenta de que el estoico mago estaba realmente disfrutando de esto. Por supuesto, Black estaba recibiendo una paliza de un elfo doméstico.

-...asqueroso traidor a la sangre de la casa Black, le rompió el corazón a su madre-, resopló Kreacher.

-Basta-, espetó Lucius, mirando al elfo doméstico con la espalda erguida y con los ojos de mercurio girando con asco. -Con semejante exhibición te habría descabezado y desterrado de mi vista, ¡una criatura tan asquerosa! Avergüenzas a la casa de los Black con tus palabras y tus formas-, era hora de que te pusieran en las espigas con los demás elfos domésticos que habían servido honorablemente. Él personalmente no, de hecho su esposa los había retirado a todos y se había asegurado de que al menos recibieran algún tipo de entierro por parte de los elfos domésticos, no quería que Draco viera semejantes espectáculos y él lo entendía. Le habían dado un susto de muerte cuando era un niño, no es que fuera capaz de confesarlo. Merlín, lo que habría hecho su padre... le daba miedo pensarlo, sinceramente.

Kreacher se detuvo en medio de la diatriba, mirando a Lucius Malfoy con asombro, antes de que la vergüenza comenzara a invadir a la pequeña criatura. Se encorvó aún más sobre sí mismo, guardando finalmente silencio. Se retorció los dedos, evidentemente sin saber qué hacer o decir.

Sirius se quedó boquiabierto, sin saber qué pensar de que Lucius Malfoy le estuviera ayudando.

-¡No tenemos tiempo para escuchar su alboroto!- afirmó Lucius con suavidad, sin dejar de mirar a la criatura.

Por supuesto, ¿cuándo iba a hacer Lucius Malfoy algo por él? ¿Por qué había pensado así? Quería darse una bofetada en la nuca por sus pensamientos.

-Efectivamente, pregunta entonces-, exigió Severus con sorna a Black, cruzado de brazos mientras miraba melancólicamente a Black.

-Contesta con sinceridad a cualquier pregunta que te hagan, Kreacher-, exigió Sirius, como el amo que sabía que el elfo doméstico tendría que hacer lo que le había pedido. Luego les hizo un gesto con la mano, dejando que fueran ellos los que hablaran; sinceramente, no sabía qué demonios preguntar. Estaban locos si creían que Kreacher sabía o recordaba algo. Estaba loco, y Regulus no le habría dicho nada importante... había demasiado riesgo de que sus padres le pidieran respuestas. Kreacher adoraba a su madre, así que era definitivo.

Severus puso los ojos en blanco, Black era un completo inútil, esto solo lo demostraba, ¿qué tan difícil podía ser hacer una pequeña pregunta?.

-¿Regulus Black recibió alguna vez un objeto del Señor Tenebroso?- inquirió Lucius con seriedad.

Severus entrecerró aún más los ojos al ver que el elfo doméstico se ponía rígido ante la pregunta; le lanzó una mirada a Lucius pero el mago ya se dio cuenta también por la cara de satisfacción que tenía.

-Contéstale-, espetó Sirius, no le gustaba esperar.

-Sólo soy un elfo doméstico, el señorito Regulus no me lo habría dicho- respondió Kreacher retorciéndose de nuevo las manos.

-Te pidieron que ayudaras al Señor Tenebroso, ¿qué hiciste?- exigió Severus, viendo como la criatura abría los ojos con incredulidad, evidentemente no esperaba que supieran ese dato.

-La verdad esta vez-, advirtió Sirius.

-Demuestra tu valía, elfo, y te veré sirviendo a la Casa Malfoy-. Le dijo Lucius, obviamente Black no quería la maldita cosa de todos modos.

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