CAPÍTULO 8

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Dylan Henderson

A las dos y media de la tarde ya estaba de vuelta en mi oficina después de haber almorzado con Amelia y llevarla a retirar su auto, me sentía tan confundido, no entendía que carajos estaba haciendo, no puedo seguir en esta situación, pensé, cuando de pronto la puerta de mi oficina se abrió dejando ver a Nicholas.

-¡Hey hermano! ¿Qué tal todo? Traes una cara de preocupación visible a distancia ¿Todo va bien en la empresa? –Hablaba mientras se acomodaba en uno de los asientos frente a mi escritorio.

-Hola Nicholas, si, en la empresa todo va muy bien, ya sabes que los negocios que hemos cerrado últimamente hacen que vaya mejor de lo que ya estaba. –Dije pasándome una mano por el pelo.

- ¿Está todo bien con tu familia? ¿Hay algo en lo que te pueda ayudar? –Volvió a preguntar Nicholas.

-Sí... en familia va todo muy bien... -Hice una pausa y proseguí hablando. - ¿Sabes? Creo que soy un completo idiota...

-Que novedad... -Se burló mi amigo interrumpiéndome.

-No, Nicholas, en serio... Hoy fui a comer con Amelia y la llevé a retirar su auto, pero me he portado como un imbécil.

- ¿Tan mal ha ido? –Preguntó con preocupación.

-Le he insistido en que venga a trabajar aquí... –Hice una pequeña pausa, Nicholas y yo hablamos prácticamente de todo así que sabe de mi propuesta de trabajo para Amelia. –Me volvió a decir que su decisión ya estaba tomada, pero entonces dijo algo a lo que le respondí diciendo que la razón por la que insisto tanto es por ella ¿Sabes lo que eso significa?

-Dylan... -Empezó a hablar, pero le interrumpí.

-Significa que de mi boca salieron palabras sin pensar, no fui racional, en ese punto exacto me empecé a comportar como un idiota porque no puedo atarme a alguien, porque yo siempre he dicho que me gusta mi vida, me gusta lo que soy y quien soy, no necesito a nadie más, sin embargo, me siento como una basura por haberme comportado así... -Dije con frustración. –No sé qué hacer, sentirme culpable va en contra de mis principios...

-Dylan, esa chica te gusta, mira cómo te pones por ella, te lo hemos dicho varias personas, date una oportunidad, verás que no es tan malo como crees.

-He visto como son las mujeres conmigo, y tú también lo sabes, siempre se me acercan por sexo, dinero o porque quieren cualquier cosa a cambio, sólo metería las manos al fuego por mi madre y mi hermana y Clarice...

- ¿Sabes? No eres idiota por cómo te comportaste, eres idiota por creer que tu vida ya es perfecta, dejar escapar a esa mujer y perder la oportunidad de ser feliz a su lado. –Se puso de pie, puso unos papeles sobre el escritorio y continuó hablando. –Revisa esos papeles, son de los próximos proyectos. –Caminó hacia la puerta, pero antes de salir se detuvo y volvió a hablar. –Ah... y espero verte acompañado en la fiesta de esta noche con aquella chica, sino empiezas a ganarte su cariño otro lo hará por ti. –Salió de la oficina cerrando la puerta tras él.

A las seis y media de la tarde estaba de regreso en mi casa, estaba por cambiarme de ropa para darme un baño cuando escucho que tocan la puerta de mi recamara.

-Adelante. –Respondí. En el umbral de la puerta apreció Clarice.

-Mi niño ¿Le traigo su comida o bajará a comer?

-Gracias Clarice, en un momento bajaré, me voy a dar un baño, tengo el compromiso de Nicholas.

-Está bien mi niño. –Dicho eso salió de mi recamara cerrando la puerta tras ella.

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