CAPÍTULO 9

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Amelia White

-Ven querida, te presentaré a unas amistades. –Se dirigió a mi amigablemente la mamá de Dylan una vez que este y su padre se habían retirado. Scarlet me cayó muy bien, parece una linda persona, por otro lado, el Señor Arthur Henderson se nota serio, por un momento hasta pude sentir su desagrado ante la idea de que Dylan y yo seamos pareja, aunque en realidad no lo somos, no sé porque les ha hecho creer eso a sus padres... de igual forma, creo que al Señor Henderson no le gustó la noticia, o tal vez son sólo ideas mías.

Pasamos un largo rato saludando a personas que me presentaba Scarlet y ya me empezaba a sentir un poco agotada, ni si quiera podía recordar los rostros de las personas, habían sido muchas. Educadamente me disculpé y me retiré del grupo de personas con las que me encontraba para poder ir al baño.

Sólo necesitaba escapar un poco de la gente, Dylan aun no regresaba, le había perdido el rastro, no conocía a nadie y tampoco entendía la mayoría de las conversaciones que tenían puesto que en su mayoría eran experiencias vividas que les resultaban graciosas. Aprovechando el sitio donde me encontraba decidí retocarme un poco mi lápiz de labio, estaba terminado cuando un par de chicas jóvenes y muy guapas, como salidas de una revista de moda, entraron, venían riéndose de algo pero en cuanto me vieron se quedaron calladas, se detuvieron a mi lado mientras me seguían mirando, trate de ignorarlas, no parecían ser del tipo de personas amigables, me iba a retirar cuando una de ellas, la más alta, empezó a hablar.

-Con que tú eres la acompañante de Dylan esta noche...–Dijo mientras me examinaba de pies a cabeza.

-Escuché decir que son novios. –Dijo la más pequeña.

-No sé quiénes son ustedes, así que con permiso. –Dije intentando pasar de ellas, pero no me lo permitieron.

La más alta volvió a hablar. –Mira, nosotras somos mujeres y siempre tenemos que apoyarnos las unas a las otras, es por eso que no podemos permitir que caigas en su juego.

-Permiso. –Volví a intentar pasar, pero una vez más me lo impidieron.

-Por lo que veo no lo conoces de mucho, sino ya te hubiéramos visto antes en esta clase de eventos... –Dijo la más pequeña haciendo una pausa para que yo hablara, pero no lo hice así que continuó. -¿De dónde crees que lo conocemos?

-El guapísimo de Dylan es un rompe corazones, querida, lo conocemos porque estuvo con ambas, y a ambas nos dejó... Pero como te dije hace un rato, somos mujeres y tenemos que apoyarnos, por eso te decimos esto, tarde o temprano te dejará... –Habló la más alta y entre ambas rieron.

-Agradezco sus consejos, pero ¿saben? no creo que, a un hombre, independientemente de quien sea, les interese compartir más de una noche y una cama con alguien como ustedes, yo diría que no son de las que pierden el tiempo ¿No es así? -La más alta me quiso interrumpir, pero no la dejé. -Ustedes no saben quien soy, y tampoco me interesa que lo sepan, simplemente no me interesa relacionarme con persona de su... clase. -Dije echándoles una mirada de pies a cabeza. -Así que, si no tienen nada más que argumentar a su bello discurso, con permiso, mi pareja me estará esperando. -Sin darles tiempo a decir otra cosa salí rápidamente del baño.

A pesar que había tenido el coraje para poner a ese par de brujas en su lugar me sentía emocionalmente mal, usada y humillada, ya la mayoría de personas aquí creían que Dylan y yo teníamos algo, y según lo que contaron las brujas sólo soy un juguete más para él... y yo sintiéndome especial, creyendo que tal vez le podría gustar así como a mí me gusta, porque sí, tengo que admitirlo, me gusta, y mucho...

Empecé a caminar entre la gente hasta que llegué a un pasillo, lo seguí sin saber exactamente a donde me llevaría, sólo quería estar sola, quería aclarar mis pensamientos, estaba empezando a creer que venir a esta fiesta había sido un error.

AMELIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora