CAPÍTULO 21

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Aunque nuestras pequeñas vacaciones con Emma no habían sido del todo tranquilas, me habían servido para despejar mi mente y pensar con mayor claridad. Una idea me estuvo rondando la cabeza durante esos días, y es que no me parece justo continuar trabajando en Lewis construcción después de haber terminado mi relación con Tom, sentía que el necesitaba procesarlo para estar mejor, y la manera más óptima de conseguirlo era evitando encuentros entre nosotros, no sería justo que yo siguiera en su empresa después de toda la ayuda que él había brindado, había tomado una decisión, dejaría de trabajar en lewis Constructions y hoy saliendo de clases presentaría mi carta de renuncia.

El reloj anunciaba mi hora de salida, y el momento de ejecutar mi renuncia se aproximaba, me daba un poco de nostalgia y nervios, pero era necesario. Empecé a recorrer el camino hasta el estacionamiento en donde había dejado mi auto, de pronto fue otro el vehículo el que llamó mi atención, cerca se encontraba estacionado un elegante y lujoso auto negro, pero lo particular era que lo reconocía, era de Dylan ¿Andará por aquí? ¿Que habrá venido a hacer? Seguí mi camino sin quitarle la mirada a aquel vehículo, me intrigaba saber que estaría haciendo en este sitio.

-Amelia. -Dijo Dylan en cuanto llegué a mi destino haciendo que de un brinco de susto.

- ¿Qué haces aquí? -pregunté aún agitada del susto, no lo había visto venir, caminé tan concentrada con la mirada en aquel vehículo que no me había percato que se encontraba recostado a mi auto.

-Quisiera que hablemos, te invito a comer.

-Llevo un poco de prisa, lo lamento. -Dije intentando ignorarlo mientras abría la puerta del conductor, la cual el detuvo y volvió a cerrar.

-No parecías tener prisa cuando caminabas mirando mi auto ¿A caso querías verme? -Preguntó coqueto, ¿Por qué hace esto? Tiene un efecto muy obvio en mí.

-Se me hacía extrañamente familiar, no me acordaba a quien pertenecía. -Mentí intentado disimular lo que me producía.

-Por supuesto. - Dijo con sarcasmo -Amelia, quiero proponerte algo, acepta mi invitación a almorzar. -El silencio daba a entender que lo estaba pensando, me podía la curiosidad de lo que quería decirme. - Por favor...

-Está bien, acepto.

-Entonces vamos. -Dijo empezando a emprender el camino hasta su auto. - Dijiste que si ¿Por qué no vienes? -Preguntó al notar que no lo seguía.

-Si quieres que hablemos será a mi manera. -Me miraba con confusión. -Iremos en mi auto.

-No hablas en serio... -Dijo irónico. - ¿Qué de malo tiene que vayamos en mi auto?

-Nada, sólo no me apetece, en mi auto o nada. - Dije firme mientras abría la puerta y me subía al asiento del conductor.

A través del espejo retrovisor vi como daba un suspiro de resignación y sacaba su celular del bolsillo de su traje.

-Henry ¿Estas libre? -Empezó a hablar por teléfono. - Bien, necesito que vengas a donde estoy y te lleves mi auto, te envío la ubicación. -Dicho eso colgó, al aparecer envío la ubicación, luego de eso rodeó mi vehículo hasta subirse en el asiento junto al mío.

-Bien, ahora hay que esperar que Henry venga por mi auto. - ¿Henry? Me pregunté mentalmente, claro, ya recordaba, el Señor Williams, el chofer que me asignó cuando nos conocimos.

-Esperaremos. - Dije triunfante, por lo que el negó levemente con frustración.

Pasaron aproximadamente diez minutos de total silencio, los diez minutos más largos que he vivido, no me miró ni dijo nada, sólo se mantuvo sentado con la cabeza hacia atrás y los ojos cerrados, inmerso en sus pensamientos, se veía tan guapo así de serio, me preguntaba en qué estaría pensando, que sería lo que le estaría preocupando para tener esa concentración.

AMELIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora