Capitulo 13

12 1 0
                                    

ALYSSA MILLER

Toco el timbre junto a la puerta y espero.

El día de hoy está helado. Uso más abrigo de lo que acostumbro, aunque mi poder me ayuda un poco con el calor.

La puerta se abre y me fijo en Nikolas, vestido con un jogging gris y una remera manga larga negra. Se hace a un lado y me invita a pasar. Apenas pongo un pie en la casa, el calor me impacta y hace que me relaje al segundo.

—Cada vez nos adentramos más al invierno—dice mientras se apresura a cerrar la puerta—. Son tiempos horribles para algunos.

—¿Por qué horribles?—me voy sacando el abrigo y el gorro de lana.

—No toda la gente tiene la misma suerte de tener con que calentarse. Hay personas que pasan frio y sufren mucho—me explica mientras toma mis cosas y las coloca en un perchero.

Se encamina más adentro de a casa y lo sigo. No es un lugar bastante grande pero parece cómodo. Del mini pasillo, después de la puerta de entrada, pasamos a un living-cocina.

Hay un sillón para unas tres personas que apunta a una pared en la que hay un televisor, una mesa a unos metros con cuatro sillas, y por ultimo, dividida por la especie de barra, la cocina. A mi derecha puedo ver dos puertas cerradas.

Nik me había contado una vez que esta casa la alquila hace como dos años, y desde ese entonces vive solo.

—Yo intento ayudar a aquellas personas sin techo ni calefacción—me cuenta y vuelvo a prestarle atención—, pero no es mucho de todas formas.

—¿Vos solo lo haces?

—En realidad somos como un grupo de diez. Iba a pedir pizza, ¿te gusta?

Asiento. Hace unos días Gastón había comprado y quede encantada cuando la probé.

Entra a la mini cocina y comienza a llamar por teléfono, de espaldas a mí.

Llegue a este mundo odiando a los simples por todo lo que hacen con el planeta, pero Nikolas me está demostrando que no todas las personas son malas y egoístas con la naturaleza. Su mirada de ver las cosas me sorprende un poco la verdad.

Mi mirada se posa en la mesa y veo que encima hay un cuaderno. Me acerco para observarlo.

—Interrumpí tu dibujo—susurro pero él logra oírme.

—Sinceramente, sí—me mira divertido sobre su hombro.

Es un dibujo hermoso por mucho que no este terminado. Es una rosa con pétalos a su alrededor, simulando que están cayendo. Le falta mitad de rosa todavía.

Paso la hoja y me voy a los dibujos anteriores, detallándolos y admirándolos uno por uno.

—Ojitos, lo que haces es precioso—digo asombrada.

—¿Si?—lo escucho acercarse y colocarse detrás mío.

Hay retratos de personas, animales, paisajes, objetos... todo a blanco y negro.

—¿Algún día vas a ser mi modelo?

Lo miro sorprendida. ¿Está diciendo que quiere dibujarme?

—Te sonrojaste—dice en tono bajo con una sonrisa.

Me aclaro la garganta y bajo la mirada con un poco de nervios.

Lo escucho reír levemente.

—Ven—me toma de la mano y me lleva hasta la barra. Me siento en una de las sillas.

Después de preguntarme si quería algo de beber, se sienta a mi lado, apoyando los dos vasos en la barra.

—Podría ser tu modelo—no lo miro a los ojos porque tengo miedo de sonrojarme—. Aunque no sé muy bien como son esas cosas.

Fuego [Gaianos 1]Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum