Capitulo 3

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ALYSSA MILLER

El aterrizaje fue igual o más movido que el despegue. Nos sacamos los trajes que llevamos puestos para dejarlos en la nave. Dorothea aprieta un botón rojo sobre las puertas y estas no tardan en abrirse, al igual que la rampa para que bajemos.

Apenas lo hacemos puedo sentir el mareo que inunda mi cuerpo a causa del horrible olor.

¿Qué carajos?

El mareo es tanto que produce un fuerte dolor de cabeza en mí.

De reojo puedo ver como Aurora está a punto de caerse así que me apresuro a llegar a ella y evitarlo.

—¿Qué...?—no termina su pregunta Kol.

—Es la contaminación en el aire—nos informa Doro mientras nos ayuda a bajar del todo—. El aire es sucio a comparación de nuestro planeta, muy—exagera la palabra— sucio.

Viene hasta mí y toma delicadamente a la rubia que sostengo con mis brazos para poder sostenerla ella.

—¿Por qué?—es mi turno de preguntar.

Mientras más aire entra a mis pulmones, más me mareo. Intento estabilizarme y pongo una mano en mi estómago gracias a la sensación que tengo de vomitar en estos momentos.

—Los simples—dice en tono triste—. Ellos son los causantes. Con sus actos contaminan de una manera muy grande—nos mira—, por eso estamos acá.

—¿Estás diciendo que vamos arreglar las cagadas que se mandan ellos?—pregunta Sebastian en dirección a Doro y esta asiente— ¿Por qué no lo hacen ellos?

—Ellos suelen ser egoístas con la naturaleza, aunque hay que decir que no todos. Años y años venimos a este planeta a trabajar en el medio ambiente. Aún así no terminamos de salvar a la naturaleza por culpa de los simples. Por eso nos encargamos de venir seguido a tratar de ayudar un poco y evitar que todo se muera por causa de la contaminación. Tratamos de estabilizar un poco el asunto.

—¿Y qué tenemos que ver nosotros en esto?—pregunta la rubia con un susurro apenas escuchable.

—Somos personas fieles a la naturaleza. Ella nos dios nuestros elementos que habitan en nuestro ser. No podemos dejarla de lado, no podemos dejar que se muera.

—Estaría increíble que los simples sean quienes mueran, le harían un favor a este planeta—suelta con algo de odio, Kol.

Nuestra tutora hace una mueca a ese comentario pero no dice nada en varios segundos.

—Es por eso que nos afecta, el aire al que estamos acostumbrados no es sucio a comparación de este. A los que más les afecta son a los de elemento aire. Es cuestión de acostumbrarse, no hay otra.

Miro a mi alrededor y estamos en un lugar lleno de pasto. Puedo ver la capa gris alrededor que conforma el aire.

—¿Y como es esto?—pregunta Kol— ¿Hoy arrancamos...?

Dorothea niega con la cabeza y ayuda a levantar a Aurora que no hace tanto se sentó en el suelo.

—Hoy no, es tarde. Voy a llevarlos al lugar en donde nos vamos a quedar.

Sin más nos disponemos a caminar con nuestros pequeños equipajes.

El aire denso no deja de generarme malestares pero no tanto a comparación cuando pise este lugar por primera vez.

Nos abrimos paso en un terreno lleno de pasto hasta que terminamos en unas calles, o eso supongo que son ya que es parecido a las que tenemos en Gaia. Una máquina enorme de color gris no tarda en llegar y el ruido que produce me pone los pelos de punta.

Fuego [Gaianos 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora