Capitulo 28

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NIKOLAS THOMPSON

Golpeo el pie contra el suelo. Estas consultas me ponen de nervios.

—Dijiste que no estás fumando como lo hacías antes—dice mientras mira la cantidad de papeles de los estudios que me estuve haciendo toda la semana.

—Sí, muy pocas veces toco la caja y agarro uno.

Y es la verdad, Aly se está encargando de distraerme lo suficiente para no recurrir a los cigarrillos en cualquier momento.

Comienza a preguntarme por los síntomas y se acerca para escucharme respirar.

—Tus pulmones siguen insanos, Nikolas, pero por suerte no lo suficiente como para tener problemas como el cancer de pulmón u otra cosa—me informa—. No sé qué estás haciendo para fumar cada vez menos, pero seguí así hasta tratar de llegar al punto de no volver a tocar un cigarrillo.

Asiento. Sigue hablando de los demás estudios que tengo que hacer, más precauciones que debo de tener... y más y más cosas.

Casi siento que vuelvo a respirar cuando salgo del consultorio del doctor Hamilton luego de haberme despedido. Salgo del hospital y no tardo en localizar a mamá sentada en una banca con Nino a sus pies. Cuando me acerco ella se levanta, esperando que le diga como salió todo.

Entrar a ese consultorio es como entrar al mismísimo infierno para esperar la respuesta de si voy a morirme en cualquier momento o si resisto al menos por un tiempo más.

—Todo bien, dijo que siga como vengo y no habría mucho de que preocuparse.

Mamá suspira aliviada y sonríe.

—Eso es... bueno, sí.

Me río y asiento. Ella me abraza por la cintura y comenzamos a caminar, con Nino yendo adelante de nosotros.

—Siempre quise preguntarte—la miro—, ¿Alyssa sabe de todo esto?

—Sabe que fumo... y que mis pulmones no están lo 100% sanos. Es lo único que necesita saber, tiene sus propios problemas para preocuparse por mí.

—Ay, Niko...

—Estoy bien, ma. No tiene porque preocuparse todavía.

—Pero... ¿y si en algún momento sucede algo?

La miro y sé que todo el tiempo está pensando en el momento en el que yo recaiga y empeore.

—No va a suceder nada, lo prometo.

Me abraza más fuerte y no dice nada.

Odio hacerla preocupar. Me odio por haber entrado en esta adición interminable.

Cuando tenía quince probé mi primer cigarrillo, solo porque mis demás amigos ya fumaban y me incentivaron a probarlo. Recuerdo toser de forma horrible al dar la primera calada y como se reían entre ellos. Jure no tocar uno nunca más pero a los pocos meses papá se fue de casa. Mamá lloraba todo el tiempo, Emma nunca hablaba y vivía enojada hasta con nosotros. La casa siempre sucia porque mamá apenas podía estar levantada para ir a trabajar. Mi cabeza era un caos y creía que fumar al menos un cigarrillo iba a calmar un poco todo. Entonces se convirtió en mi distracción y adicción, y después de ocho años no pude dejarlo.

Pero gracias a Aly... voy avanzando gracias a ella. Sin duda es una persona increíble.

Despido a mamá cuando llegamos a su casa y yo sigo caminando hasta el departamento de Alyssa.

Estoy en la cuadra del frente y al levantar la mirada puedo verla en el balcón. Me detengo y Nino no tarda en sentarse al lado mío. Acaricio su cabeza mientras con la otra mano marco su número y la llamo.

Fuego [Gaianos 1]Where stories live. Discover now