CAPITULO 4

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Camino hasta el pequeño puente, se sentó en la orilla y cerro los ojos, el cielo estaba bastante nublado y gris, en la radio habían dicho que habría una tormenta eléctrica... Amaba las tormentas, en su planeta habían todos los días, eran realmente hermosas.

-¿Puedo sentarme contigo?

...

Al abrir los ojos pudo observar el extraño lugar en el que se encontraba, la habitación parecía sacada de la era victoriana, la decoración iba desde iba desde figuras de cerámicas y estatuas hasta muebles hechos de huesos, los matices beiges y marrones le daban un aire oscuro al lugar... Pero dejando eso de lado, no dejaba de preguntarse donde se encontraba, ese viejo lo había engañado.

-¿Como te sientes?- Pregunto un sujeto con voz grave.

Pudo escuchar sus pasos acercándose por detrás, quería escapar, pero sus manos y pies estaban atados a la silla en la que se encontraban. Tenía la sensación de que se desmayaría en cualquier momento, el frio de la habitación lo estaba matando y el olor a incienso lo tenía mareado, en eso sintió una fría mano posarse sobre su hombre y pudo escuchar al sujeto reír .

-¿Me recuerdas, Dadic?

Frunció el ceño mientras intentaba zafarse del agarre, sintió como si una corriente fría recorriera su sangre, en eso fue arrojado con todo y silla contra el suelo, el golpe en su cabeza lo dejo inconsciente por unos segundos, no comprendía lo que estaba sucediendo, ¿Quién era Dadic? ¿Lo habían confundido o algo así?

-Pequeño hijo de puta, ¿Cómo pudiste traicionarme de esa manera? ¿No te da vergüenza acercarte a mi ciudad después de o que hiciste?

Sonaba molesto y ¿Herido? Quería decirle que se estaba confundiendo, pero la mordaza en su boca se lo impedía y la impotencia comenzaba a destrozarlo.

-Que desagradecido que eres, después de todo lo que hice por ti...Lo único que te pedí era tu fidelidad... Fue demasiado para ti ¿Verdad?

Su voz era grave, pero tranquila, aun así la forma en la que lo dijo le dio un escalofrió, se temía que no pasaría de ese día. De pronto el tipo levanto la silla para ver su rostro, frunció el ceño y lo dejo caer de nuevo.

-¡¿Pero que?! ¡Frederick!

-¿S-si, señor?

Su súbdito se arrodillo apenas entro, estaba temblando, su corazón alienígena estaba por salirse de su pecho.

-¡¿Y este quien es?! ¡El no es mi Didac!

-¿Ah no? Pero si el...

-¡Cierra la boca! Esta cosa no me sirve, llévatela- Exclamo tomando la silla por el respaldo para arrastrándola hasta su súbdito- Anda, llévatelo, llévatelo.

Intento ver al sujeto que lo había mandado a traer, pero traía una máscara que cubría la mitad de su rostro, la luz de la habitación no dejaba percibir casi nada...

-Señor, pero... ¿Dónde lo dejo? ¿Qué hago yo con un humano?- Pregunto sin levantar la mirada.

El superior suspiro y se dejo caer sobre un elegante sofá.

-¿Que no querías una mascota? Ahí tienes

El súbdito enmascarado se giro hacia el humano y negó con la cabeza.

-No es mi tipo.

-Pues te jodes que no hay mas.

...

-¿Y que has hecho? ¿Qué tal te va con el humano del que me hablaste?-Pregunto el anciano con curiosidad.

Bajo un poco el sonido de la pequeña radio que había traído y suspiro.

FINIS TEMPORUM 1: LES VANDALESWhere stories live. Discover now