•Capitulo 2•

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Andrea/Vanette

—¡te dije que no! —repite por tercera vez Vanette, su hermana menor, la muy optimista Violett, trata de convencer a su hermana mayor de asistir a la fogata de la que habían dado aviso el día anterior.

—¡por favor! ¡Haré lo que sea! —Violett junta sus palmas de las manos y da saltitos de insistencia.

—¿acaso soy la única hermana? —pregunta Vanette sin quitar la vista de su libro.

—No, pero es que... Eres la única que aun no duerme. ¡Anda! ¡Por favor! ¡Te lo ruego!

La mayor suelta un suspiro y la mira por encima de las páginas que lee.

—¿me dejaras en paz si lo hago?

La pequeña asiente varias veces con euforia.

—Bien, pero me debes una grande—advierte Vanette mientras cierra su libro y se para de la cama.

—Haré lo que quieras, lo prometo—Violett sonrie emocionada.

La mayor, maldice por lo bajo y va a cambiarse, tampoco podia ir en pijama. Cierra el baño y suspira de nuevo pensando en arrepentirse, se lava la cara con bastante agua y se cambia de ropa.

Cuando sale, ya está totalmente arreglada.

—¿no te dara frío? —pregunta Violett sentada en la cama mientras señala el short y la blusa de tiras negras de su hermana.

—No, y si me da. Nos vamos y listo—se encoge de hombros y termina de cepillar su cabello.

—Como digas.

Una vez listas, ambas salen de la habitación camino al bosque. Mientras Violett va feliz, como una niña cuando la llevan al parque, por otro lado, su hermana camina con las manos en los bolsillos del short y con altas ganas de dar la vuelta.

Después de un rato, al fin llegan al lugar, guiadas por una lucecita que provenía de la fogata que se veia a lo lejos.

Ambas chicas caminan siendo observadas por otros estudiantes del lugar, miran un lugar disponible y al final optan por el simple espacio que queda un tanto alejado.

—Bueno, ire a socializar. No quiero ser un bicho raro—dice Violett mirando a los presentes para escoger por donde iniciar.

—Vuelve a decirme bicho raro y en tu vida, volverás a salir.

Violett asiente a su hermana y se va para empezar a hablar con otras personas.

Vanette, solo mira a su hermana menor alejarse y se limita a vigilar sus acciones para prevenir alguna locura.

—Auch... —se queja una voz cuando Vanette sin querer, pisotea algo.

—lo siento... No sabía que estabas aqui—dice para Andrea, quien al parecer, si había aceptado estar en esa fogata.

—no te preocupes, de todos modos estaba distraída.

—Andrea... No pensé que vendrias—dice Vanette y se sienta a su lado.

—yo tampoco... Pero era mejor que quedarse sola—da una sonrisa tímida.

Pronto, una mujer que se presenta como la maestra del lugar, da la información de que aquella fogata, se hacía para darle la bienvenida a los nuevos que llegaban al Instituto.

Dio un breve discurso del objetivo de la reunión y al final, dejó libertad a los jóvenes. La fogata podría durar hasta el día siguiente, pero tendrían que volver antes de que el sol se pusiera para que al menos durmieran unas horas.

Los maestros parecieron volver al edificio, cosa que a ambas chicas: Andrea y Vanette, se les hizo un poco extraño, porque en su mundo, siempre tenían a alguien supervisando.

—¿te parece si vamos a caminar por aquí? —Vanette mira a Andrea.

—supongo que esta bien... —responde Andrea sin saber que se alejarian más de lo planeado.

Ambas se levantan de su lugar, caminan un par de metros y miran atrás. Nadie notaba que se habian alejado, siguen caminando y la oscuridad del bosque es solo iluminada por la luz de la luna.

Todo parece tranquilo, no se oían más que árboles sacudiendo sus hojas al ritmo del viento. Caminan un poco más y al mirar atrás ya estaban muy lejos del edificio y la noche era espesa y demasiado silenciosa.

Se giran para regresar pero un ruido entre las hojas, que definitivamente no era el viento, las hace poner alerta y aunque Vanette es valiente y no le teme a las criaturas de los bosques, mira para todos lados sin bajar la guardia mientras Andrea piensa en volver lo antes posible.

El ruido se intensifica y una sombra grande, se empieza a dejar ver por los arbustos.

Andrea retrocede y Vanette solo se acerca un poco, necesitaba saber que era. La sombra se levanta y refleja un hombre alto, iluminado por la luz lunar, se ve que es fuerte y sus colmillos brillan.

—es mejor que... Corramos—susurra temerosa Andrea, pero Vanette no hace caso.

—señoritas... ¿Por que tan solitas?—la sonrisa del sujeto era capaz de dar escalofríos y su voz era gruesa y firme.

Andrea mira a Vanette, quien no parece prestarle atención a ella. Ambas miran atentas al sujeto quien deja ver su mirada oscura de deseo y lujuria mientras se relame los labios y se acerca a ellas.

—¿quien es usted? —pregunta la más valiente.

El solo rie y llega con Andrea, quedando muy cerca de ella, causando que la chica tiemble. El la observa de arriba a abajo y sonrie.

—soy maestro... Pero luego me conocerán—Andrea se aleja y sus piernas empiezan a temblar demasiado.

Vuelve a mirar a Vanette, quien asiente y ambas corren por donde creen que es el camino hacia el edificio. En un momento, ambas logran estar lejos del sujeto, pero se dan cuenta de que se habían separado y ahora estaban pérdidas en lugares diferentes.

Andrea camina, mira a su alrededor y busca a Vanette pero la respuesta que recibe es de un chico que aparece de repente y no es nada amigable, tiene dos enormes colmillos y es veloz. Ella trata de huir por segunda vez, pero le es imposible y termina siendo alcanzada por el chico.

~•~

Por su lado, Vanette busca a Andrea y termina por llegar al mismo lugar de antes, donde el sujeto sigue allí. Aun siente esa mirada sobre ella y frunze el seño.

—no supe tu nombre—susurra el sujeto detallandola mientras camina a su alrededor.

—ni yo el suyo... —espeta ella sin quitarle la mirada de encima.

Leiden: El internado || EDITANDOWhere stories live. Discover now