Leiden: El internado || EDITANDO

•Capitulo 32•

Emma/Harry

Para alivio de todos, Harry seguía vivo, aun después del intento de homicidio que había tenido Mikaela en su contra. Para Emma eso era quitarse un peso emocional de encima, después de todo ella pensó en un principio que había provocado esa caida que por poco lo mata.

—Lamento mucho todo lo que sucedió—finalmente logra hablar sin titubear.

—Esta bien, no fuiste quien me empujó—Harry se sienta sobre la cama.

—No hablo de eso solamente—ella se sienta a su lado y deja salir una bocanada de aire— hablo de lo otro, jamás quise decir eso.

—Pero lo dijiste Emma—y tenía razón, a pesar de que ahora de arrepentía, lo hecho, hecho estaba.

—Si ya lose... Y de verdad lo siento mucho—jala sus mangas como siempre hace cuando está nerviosa.

—Bueno, supongo que esta bien, ya ha pasado bastante desde que sucedió todo, así que creo que ya no importa.

Emma gira la vista hacia él, se sentía mejor pedir perdón, pero se sentía aún más plena al saber que él ya la había perdonado también. Harry sintió la mirada de Emma, pero no quiso mirarla tan rápido, así que simplemente espero unos segundos y fue entonces que la miro.

Hace mucho no veía como sonreia,  parecía que por fin algo bueno estaba pasando por aquí, así fue hasta que un escándalo se formó cerca en la enfermería.

Ambos salieron casi de inmediato y solo lograron ver cómo Andrea y Vanette eran llevadas con urgencia a las camas, intentaron pasar a ver que sucedía pero fue imposible, las enfermeras no lo permitian.

Aunque esperaron un rato, ninguna persona salía de allí, no podían quedarse por más tiempo, se estaba haciendo tarde y aunque quisieran seguir esperando, era demasiado peligroso así que solo volvieron a sus habitaciones.

Cruzando por el pasillo, Harry escucha una leve voz que se le hace demasiado familiar. Al principio solo cree que es parte de su cabeza, así que lo ignora, pero luego, con más claridad se escucha de nuevo la voz, así que frena.

Camina lento, como si cualquier sonido provocará su fin en algún momento, sigue a pasos cautelosos hasta llegar cerca de aquella voz, logra distinguir murmullos y cuando por fin logra ver quién es, deja de ir lento para llevar rápido.

—¡Violett! ¡¿Que haces aquí tan tarde?!

Violett, parecía asustada, no, asustada no, más bien aterrada, como si hubiese visto al mayor de los fantasmas aparecer, como si una entidad de la nada, hubiese pasado por su frente.

Estaba pálida y casi paralizada, sus manos temblaban y se estaba abrazando con tal fuerza, que sus propias manos habían marcado su piel.

—Dijo que... —le costaba tanto hablar, era como si simplemente olvidará las palabras— me mataría y que... Vanette moriría y... ¡Harry no quiero morir!

Enseguida se aferró a Harry como si su vida estuviese dependiendo de eso. Él la abrazo, ahora estaba más preocupado, entre tanto, algo andaba demasiado mal y tenía por la vida de todos los que no eran de aquí, incluido él.

—Te llevaré a tú habitación— es lo único que puede decir en ese momento.

Violett asiente sin soltarse de él, sus nudillos pierden color con la fuerza que hace y sus ojos se niegan a parpadear como los humanos normales.

Una vez cerca de la habitación, un pequeño maullido los detiene, Violett da un salto de nerviosismo. Es al parecer el gato de su hermana, este se acerca tranquilamente hasta ellos y se frota entre sus piernas logrando empezar a hacer que se sienta mejor. Ella toma al pequeño animal en sus brazos y se lo lleva consigo.

Una vez Harry se asegura de que la pequeña niña asustadiza esta en su cama a punto de dormir con su gato, se dispone a regresar a su habitación. En otra ocasión quizá, preguntaría de que habla y a que se refiere con que alguien la quiere matar.

Aunque la respuesta era bastante obvia y podría adivinarla, tenía que estar seguro de que sus teorías eran ciertas y además saber a cual de todos los maestros se refiere.

Cierra la puerta detrás de si y al dar un primer paso, escucha una hoja de papel arrugarse a sus pies, baja la vista y como había dicho, era eso, una hoja de papel.

Parecía ser una nota, una que no estaba allí antes, a decir verdad, ni allí, ni en ningún otro lado, la levanta y sin esperar muchas buenas noticias, la abre.

Su sorpresa fue más grande, no sólo eso, si no que también se sorprendió, lo hizo de verdad aún después de saber todo lo que pasaba dentro de ese edificio.

La nota no estaba en inglés y mucho menos en español, estaba en un lenguaje que en era demasiado antiguo.

"El sacrificio de la sangre que este hecha de aquellos pecados"

Leyó varias veces, pero no podía seguir intentando en medio del pasillo, así que volvió a su habitación, al final, si era algo importante, se lo diría a Vanette.

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