Capítulo 18

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Al salir de la casa de sus padres, Santana se subió a su coche y manejó sin rumbo, claro que las copas de vino que tomó mezcladas con el estado de enojo que tenía la latina no ayudaba demasiado.
Más que enojada estaba decepcionada, su hermano, su mellizo, su otra mitad, estaba enamorado de Brittany, su rubia, la chica que amó desde siempre y probablemente sigua amando, porque aunque ella no quiera aceptarlo siempre lo va a hacer.
No sabía como sentirse respecto a Noah. Sabía que había reaccionado mal ya que una persona no controla sus sentimientos ¿Pero que hermano se enamora de la novia de su melliza? Ella daría su vida por él, y él no fue capaz de contarle sus sentimientos cuando eran adolescentes. ¿Qué hubiera pasado si eso sucedía? ¿Ella hubiera dejado a Britt? ¿O hubiera seguido con ella?
Sin darse cuenta llegó a un lugar muy conocido para ella, así que estacionó su auto y caminó hacía un banco que había en medio del parque vacío.

—Mierda Noah— se recostó en el asiento— ¿Tantas mujeres hay en el mundo y te venís a enamorar de ella?— murmuró y luego de un rato de tanto pensar algunas lágrimas comenzaron a recorrer sus mejillas— ¿Qué se supone que tengo que hacer ahora? ¿Alejarme de ella? O mejor dicho ¿No volver a acercarme?— preguntó mirando al cielo lleno de estrellas— ¿Dejo que tenga la oportunidad de conquistarla?— volvió a preguntar— No me puede estar pasando esto a mi— apoyó los codos en sus rodillas y se tapó la cara con las manos cuando comenzó a llorar— ¡Maldita sea Noah Nathan López!— gritó y una puerta de auto se cerró tras ella, pero no la escuchó— Para que quiero enemigos si tengo hermanos como el y Emily— dijo riendo Sarcástica— Todo hubiera sido más fácil si ella no volvía— pero al instante percibió que había alguien tras ella y rápidamente reconoció el perfume— Sé que estás ahí, no hace falta que estés en silencio— susurró.

—Lo sé, siempre supiste cuando estoy cerca— dijo Britt haciendo su aparición— Supongo que ella sería yo— se sentó a su lado— Así que auch— dijo bromeando poniendo una mano en su pecho en modo dramática.

—Lo siento— ladeo una sonrisa— ¿Qué haces acá?¿Cómo me encontraste?— preguntó confundida.

—¿Te pensas que dejaría a mi jefa sola en este estado?— bromeó haciendo reír a Santana— Tenes una hermosa risa San, te quiero ver así siempre— sonrió.

—Lo mismo digo de la tuya britt— le devolvió la sonrisa— ¿Como me encontraste?

—Este parque es tan importante para vos cómo para mi— se recostó en el banco— Y lo gracioso es que nadie más que nosotras sabe como llegar— dijo riendo ya que se encontraban en un parque lejos de la ciudad que ellas habían descubierto a los doce años mientras andaban en bicicleta.

—Sip— asintió sonriendo— Tenes razón. ¿Pero cómo sabías que iba a estar acá?

—No lo sé— se encogió de hombros— Instinto. Te vi salir de la casa de tus padres y lo primero que se me cruzó por la cabeza fue este parque.

—¿Y por qué viniste?

—Te vi mal y no me gusta hacerlo— le acarició la espalda en modo amistoso— ¿Qué pasó en el despacho?

—Nada— negó con la cabeza y luego suspiró— No es mi secreto para contarlo.

—Pero tiene que ser algo que te afectó mucho a vos Santana, mira cómo estas... y solo lloras cuando algo lastima demasiado.

—Si lo sabrás vos ¿eh?— murmuró pero la rubia lo escuchó y bajó la cabeza— Lo siento, no quise decirlo.

—Si, si quisiste pero no te culpo— respondió sonriendo— Cometí un error y me voy a arrepentir siempre. ¿Querés hablar de lo que te pasa?

—Es complicado rubia— bajó la cabeza, suspiró y luego se limpió las lágrimas— Pero necesito que me respondas algo.

—Lo que quieras.

Amor de AgentesWhere stories live. Discover now