7. Piques divertidos

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Un café da para más de lo que puedes llegar a pensar. Zac ha ejercido como guía para Giulia y para mí ya que al ser nuevas en la ciudad desconocíamos donde ir a tomar un café o más bien como el propio Zac ha dicho al abrir la puerta dándonos paso a entrar:

-Bienvenidas a la mejor cafetería de toda California.

Mi ceja se alza divertida pensando algo con originalidad con lo que poder atacarle ante tal comentario donde ha despreciado al resto de cafés que hay no solo en Oakland sino como él tan bien ha dicho, en todo el estado de California.

-Bueno eso habrá que verlo primero porque entre más de un millón de cafeterías que debe haber en California que justamente esta sea la mejor- sonrío desafiándole mientras que Giulia ríe ante mi comentario.

- ¿Has visto? Encima de estar en Oakland que sin duda es la mejor ciudad del estado de California estás en su maldita mejor cafetería. Coger mesa y dejadme que os sorprenda.

Giulia tira de mi brazo hasta llegar a uno de los sofás marrones acolchados que se encuentran junto a las ventanas de cristal dejando ver el tránsito de la calle. Entre los transeúntes los hay apurados por ir a su destino, los que andan con calman y esos que no saben si tienen prisa o ya está todo perdido y es mejor no correr reservando energía para la bronca que les va a caer en un futuro no muy lejano. Giulia mira por la cristalera como yo, sentada enfrente mía tamborileando con sus dedos en la mesa de madera donde yo apoyo mis codos para dejar así en mi mano todo el peso de mi cabeza apoyando la barbilla con cuidado.

-Es enorme este sitio- dice parpadeando, girando poco a poco la cabeza a mí.

-Si, y está lleno de vida también.

Afirma con su cabeza sonriéndome, ladeando su cabeza a la derecha examinando mi rostro al completo, veo como sus labios se abren y se cierran varias veces con una pregunta que está ansiosa por decir, pero la cuál no se atreve a dejar escapar de sus labios.

-Venga, dime sin miedo Giulia que sé que quieres preguntar algo.

-Esto...si, es que, ¿de dónde eres? Pareces griega.

- ¿Enserio? Hala pues que va, soy española- rio viendo cómo se esconde de vergüenza en una sonrisa tímida-. Es la primera vez que me dicen eso, pero también la primera que me voy a vivir fuera así que tranquila. ¿Tú eres italiana no?

Afirma con un movimiento de cabeza sonriendo a la vez que niega y se golpea sin fuerza en la frente tras haberme preguntado si era de Grecia y ahora probablemente tras haberla dicho mi verdadera nacionalidad le cuadre mucho más que la que se había imaginado.

-Si, soy de más o menos- especifica al ver mi cara de confusión

-Sinceramente es la primera vez que oigo sobre esa ciudad, ¿no?

-Si, si, es una ciudad al oeste de Sicilia con la playa en forma de media Luna.

-Pues debo ir, es más si dices que es costera ya es un motivo para que vaya allí. Me encanta el mar desde luego. Yo soy de Sada, un municipio de La Coruña en Galicia y también tiene costa.

-En vacaciones puedes venirte a mi casa un par de días si te apetece- me invita soltando la vergüenza que hace nada formaba parte de ella.

- ¡Si, y tú a Galicia! - mi entusiasmo hace que ambas nos riamos.

No nos hemos conocido aún, llevamos juntas menos de tres horas y ya me imagino pasando unas vacaciones junto a ella y Lúa a quien sin duda le caerá tan bien como a mí porque esa es una de nuestras características, la gente que nos cae bien lo hace a las dos y lo mismo al revés. Por ello por lo poco que la he contado sobre la casa del au pair ya adora a Cameron y a Ann.

Un amor de ida y vueltaWhere stories live. Discover now