25. Un trío (im)perfecto

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Al abrir los ojos la luz que entraba por el enorme ventanal de la cafería me abofeteó la cara, era como si hubiese estado bebiendo durante todo el fin de semana por la festividad de Halloween pero la realidad era otra completamente diferente y es que me había pasado todo el fin de semana escondida en mi cuarto lloriqueando sin motivo alguno. Realmente solo lloraba de vez en cuando como si mi cuerpo me estuviese haciendo saltar en modo alerta por algo que desconocía, también había llorado por motivo de mi padre y es que decidí en conjunto con Lúa hacer una videollamada para verle después de más de un mes lejos de él. Podría echar la culpa a la regla si es que la tuviese, como siempre me gusta hacer cuando la tengo, la frase de "seguro que es culpa de la regla" cuando la regla no solo es algo secundario, sino más inferior.

Remuevo mi café sin fuerza alguna apoyando mi cara sobre la mano mientras vuelvo a echar una mirada por toda la cafetería. Zac ha venido esta mañana a buscarme pero me he negado a salir con la escusa de tener dolor de cabeza y entonces se ha marchado a clase para después, una vez pasadas las cuatro horas diarias, aparecer en mi casa con Giulia que no ha tardado en tirarme un par de pantalones a la cara con una camiseta para hacerme salir de casa. El destino final ha sido la cafetería cercana a la Lincoln University donde suelo coger mis cafés matutinos, este lugar va acabar con mi presupuesto para el año académico.

-Toma, un poco de chocolate- dice Zac sentándose a mi lado tendiéndome un plato con un bollo brillante que probablemente contenga chocolate.

-No tengo hambre Zac, gracias de todas formas- suspiro encogiéndome en mi asiento juntando mis manos en mi vaso de cartón.

-Bueno, lo dejo aquí por si te entra hambre, ¿vale?

Su voz es dulce, suena preocupado y cariñoso. No soy capaz de sostener su mirada por mucho tiempo ya que el recuerdo de la habitación con su mejor amigo se repite una vez más en esta última hora. Estoy segura de que si le contase que he besado varias veces a su amigo y si no llega a ser por Miley y Giulia hubiésemos ido a más desde luego que estaría sentado al otro lado con una distancia clara. Yo tan entregada a Hugo y él tan entregado a mí.

- ¿Eva qué pasa? ¿Te sigue doliendo la cabeza? - pregunta rodeando mis hombros con su brazo.

-No, por suerte ya se me ha quitado el dolor- respaldo mi mentira ya que es absurdo seguir con ella sabiendo que Giulia no se la cree en absoluto.

- ¿Entonces? ¿Te encuentras mal? Si te duele algo, lo que sea puedo preguntar a mi tía que es médica y lo mismo te puede mirar.

-Zac- murmuro intentando calmarle-, estoy bien, solo es cansancio y quizás algo de frío pero nada más. Tranquilo, ¿vale?

Giro un poco mi cuerpo para apoyar mi mano en su pecho y mirarle por debajo de las pestañas dejándole un beso suave en sus labios antes de oír de nuevo la campanita de la puerta que indica la llegada de alguien. Dirijo mi mirada hacia allí encontrándome con Giulia que como ha dicho, va acompañada de Miley y creo que está dispuesta a contarme todo lo que yo quiera ya que según ella lo que me pasan son las dudas y el disgusto de la fiesta, nada más. Suspiro volviendo a mi postura centrada en el vaso para cuando llegan a la mesa.

-Por fin, hola Miley- saluda Zac-. Ya me ha dicho Giulia que tenéis que hablar de algo y que yo no puedo estar, no lo entiendo la verdad pero bueno si eso de lo que habléis va hacerla bien a ella.

Se que en ese momento me mira, noto como su mirada recae sobre mí junto con el peso de la culpa ya que si no puede estar en la conversación es porque Miley está dispuesta a mencionar el tema de la fiesta, que nos pilló a Hugo y a mí y porqué dijo todo eso sobre él además de que ya me había avisado previamente de que la elección buena era Zac. Muerdo mi labio mientras juego con mis dedos apoyados en el vaso de cartón que aún contiene algo de café, podría pedirle otro a Zac y alargar un poco más el momento que no quiero que llegue, pero es una tontería, así que alzo la mirada para tranquilizar al que es mi novio apretando su brazo con dulzura.

Un amor de ida y vueltaWhere stories live. Discover now