17. Dosis de café

423 35 9
                                    

El fuerte sonido de la puerta del Seat de Zac me avisa que estoy demasiado dormida como para mantener los ojos abiertos más de tres segundos seguidos. Apoyo mi cabeza en el cabecero del asiento esperando a oír el motor arrancar, con los ojos cerrados calculo el tiempo que podré dormir de aquí a la uni, con suerte unos veinte minutos pero para mi mala suerte serán quince o incluso diez. Suspiro pensando en Lúa y su historia de amor con el surfista que me contó ayer ya que para ella hoy no había nada que hacer, pero yo, en el otro lado del mundo, olvidé por completo que tenía clases por la mañana. Con un frenazo Zac parece avisarme que debo despertar, abro los ojos esperando ver la Lincoln University frente a mí pero solo hay un par de personas cruzando ya que estamos en un semáforo en rojo para nosotros.

-Ten más cuidado- me quejo removiéndome en el asiento.

- ¿Se puede saber que has hecho que no has dormido?

-Si he dormido- gruño volviendo a cerrar los ojos.

-Ah sí, claro, por supuesto y yo soy rubio con ojos azules, mido uno noventa y ocho, soy el quarterback del equipo y estudio en Harvard.

-¿Eres quarterback?- pregunto abriendo los ojos de par en par.

-Vaya, eso es lo único que te ha llamado la atención. Malditas películas- ríe volviendo a poner el coche en marcha mientras yo espero mi respuesta mirándole fijamente. Sus ojos se desvían hacia mí por un momento encogiéndose de hombros- ¿Qué demonios te pasa?

-¿Enserio eres el quarterback? No te pega para nada- río dormida.

-Claro que no, yo no soy el quarterback del equipo porque si quiera juego. Pero para tu información por un tiempo lo fui hasta que Hugo llegó al equipo y me quitó el puesto.

- ¡¿Hugo?! - mi grito de sorpresa le hace fruncir el ceño.

Me remuevo en el asiento consciente de como he reaccionado, para nada de una manera normal y es que el puñetero hijo mayor de la familia donde estoy pasando el primer trimestre no ha salido de mi cabeza desde el último momento que tuve una conversación de más de dos segundos con él, es decir, el sábado cuando fingió que su hermana pequeña me necesitaba. ¿A caso estaba celoso o era más bien para salvarme de esa situación en la que sabía que no iba a estar cómoda? Probablemente sea la segunda opción pero la posibilidad de que sea la primera me ha aterrado todo el domingo y aún más cuando Lúa empezó a fantasear con mil historietas inventadas sobre como yo acabaría con la relación que tiene con la tal Sophie y nos besaríamos bajo el muérdago para antes de volver en navidad a casa porque por supuesto las navidades vuelvo a casa un tiempo para ver a mi padre y a la loca de mi mejor amiga que si pudiese mataría ahora mismo con mis propias manos por el sueño que tengo.

- ¿Es él quien no te ha dejado dormir? - me mira de soslayo interrogándome con la cara para después retirar sus ojos de mi sin respuesta- Oh, no me digas que llevo a Sop a casa y... se lo molestos que pueden llegar a ser porque ella es una completa chillona y ...

-No por dios, no. Cállate Zac Efrin antes de que me crees un maldito trauma que tengo que seguir conviviendo con esa persona hasta navidades como mínimo.

- ¿Como mínimo? ¿Después de Navidad te vas a ir?

-No sé, no creo. Tengo el año completo asegurado aquí pero dependiendo de como vaya puedo seguir o no- suspiro cerrando los ojos de nuevo recostándome en el asiento.

-Y de momento no quieres- dice con lástima él.

Trago saliva sin decir nada. No me había parado a pensar en esta situación porque apenas voy por la tercera semana de clases y yo tenía pensado acabar todo el curso aquí, incluso si podía hacer la carrera entera iba aprovechar la oportunidad. Pero tan solo tres semanas han bastado para provocarme un gran cansancio mental que hacia que no tenía desde que mi madre enfermó y debía preocuparme por mantenerme en pie mientras estudiaba aparentando que todo iba genial cuando en realidad se me escapaba ante mí la persona que más he querido nunca junto a mi padre. Abro los ojos mirando por la ventanilla, viendo como la universidad aparece cerca, si voy a entrar necesitaré dos o tres cafés para poder sobrevivir como mínimo.

Un amor de ida y vueltaWhere stories live. Discover now