11. Decisiones rápidas

385 35 10
                                    

Exactamente diez minutos. Espero en la puerta del jardín, esa blanca que invita a entrar a la parte delantera de la casa. Zac tiene que estar a punto de llegar al igual que Bemus y Ann lo han hecho hace cosa de cinco minutos. Al verme aquí parada se han sorprendido y he tenido que inventarme una excusa para no decirles que su hijo mayor había sido un completo gilipollas, decirles que a Zac le han surgido un par de problemas para venir los ha convencido aunque no por ello Ann ha dejado de ofrecerse a llevarme intentando convencerme que estaba cerca y no la suponía esfuerzo alguno, pero sus ojeras y el cansancio en sus hombros la ha delatado, quizás al ser ya el fin de la semana el cansancio se ha apoderado de su cuerpo.

El Audi de Zac no tarda en aparecer al fondo de la acera tras hacer que Ann entre junto al resto de su familia. El color azul de un cielo a punto de romper en una tormenta del cuál es su coche se acerca disminuyendo su velocidad hasta pararse a mi lado. Trae la ventanilla del copiloto bajada y me examina la cara cuando yo abro la puerta para montarme y cierro haciendo más ruido del que pensaba que haría. Me entretengo con la anilla del cinturón dejando que él ponga nuevamente en marcha el coche, no le miro, pongo la mirada en el fondo de mi ventanilla que va pasando a medida que avanzamos la calle principal.

- ¿Qué ha pasado? - se atreve a preguntar echándome un vistazo.

-Nada, no iba a ir con él- me excuso pensando en las palabras que Hugo dijo sobre mí y sobre el chico que llevo al lado.

-Ya, y casi ni vienes o te lo has planteado- sus ojos marrones me miran con intensidad centrándose en mi más que en la carretera.

-Te vas a saltar un semáforo- le advierto viendo la luz roja.

Vuelve su vista con urgencia a la carretera y frena en seco haciendo que el cinturón amortice el movimiento de mi cuerpo. Se muerde el labio y pestañea al ver a un grupo de chicos algo más pequeño que nosotros cruzar riendo de alguna broma que comentan. Suspira aprovechando que el semáforo nos mantiene retenidos para mirarme nuevamente ladeando un poco su cuerpo haciendo que me ponga nerviosa al saber que va a insistir por saber que ha pasado.

- ¿Qué te ha dicho? - me pregunta directamente.

- ¿Quién?

Mi voz suena en un graznido pensando alguna cosa ingeniosa que decirle. Me mantiene la vista en los ojos desafiándome por hacerme la loca, claro que sé por quién pregunta pero no quiero hablar del tema, no ahora que aún pienso con más fuerza en esa frase sobre no ser ese tipo de chicas. Cuando vuelve a poner el coche en marcha aprovecho para arremolinarme en el asiento haciendo uso de mi americana para taparme aquellas partes que me avergüenza, si quiera sé por qué ya que no pretendo impresionar a Zac ni mucho menos gustarle pero la idea de que me pueda mirar y pensar en todas esas otras chicas que han estado aquí sentadas con las que ha acabado besándose me genera todas las inseguridades que pensé tener enterradas después de este verano. Veo las casas pasar, todas y cada una de ellas son blancas pero sus retoques de diferentes colores, desde azul a dorado encontrándome la típica con los detalles en rojo que me hace sentirla hogareña.

Zac no insiste sobre el tema mucho más, solo conduce mirándome de vez en cuando con el ceño fruncido y una expresión llena de interrogantes. Antes si quiera de ver la casa sé que estamos cerca porque la música se deja oír incluso con las ventanillas subidas, la calle donde se encuentra está llena de coches aparcados por todos lados, unos más elegantes que otros por no hablar de los pocos que están bien aparcados. Zac se acerca casi hasta al lado de la casa de la fiesta para aparcar entre varios coches donde hay una plaza perfecta para su Audi azul grande. Su coche es uno de esos donde entran cinco personas con un maletero bastante grande en el que ha traído bebida para contribuir al anfitrión de la cuál no queda nada ahora mismo ya que la ha descargado antes con ayuda de Giulia y el resto de sus amigos. Con el coche aparcado no parece dispuesto a salir ya que saca las llaves del contacto pero permanece a mi lado jugueteando con ellas esperando a que diga lo que se muere por decir y me deje perderme en esa fiesta con Giulia y el alcohol que hoy será un buen amigo.

Un amor de ida y vueltaWhere stories live. Discover now